Januzaj tomó el balón, apuntó, no creyó en nadie y la mandó a guardar

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Inglaterra y Bélgica no pensaron más allá de los octavos. No se estresaron pero sudaron. No se agobiaron pero buscaron la portería rival. Roberto Martínez introdujo a nueve suplentes y Gareth Southgate a ocho en un carrusel de cambios que parecía desembocar en un baile sin música. Parecía que los 'diablos rojos' iban a cortar con cuchara y los 'Three Lions' a morder sin dientes. Que iban a buscar descaradamente ser segundos sin pensar en el triunfo y fantaseando con un hipotético viaje 'cómodo' y 'plácido' hacia Moscú. Pero nada de eso. Dos no se pelean si uno no quiere. Pero en Kaliningrado, ambos conjuntos quisieron y buscaron el gol y el triunfo.

Sin Kane, Lukaku, Sterling, Hazard, De Bruyne, AlliBélgica e Inglaterra lucharon por el liderato. Y no fue un combate nulo. Se lo llevó 'Bob' (0-1) ante su amigo Gareth. No hizo falta que las amarillas entraran en juego. La selección belga se cruzará con Japón con Brasil o México esperando tras la puerta. Y el combinado inglés con Colombia… y con Suecia o Suiza retándoles en cuartos. No será un camino de rosas para los 'pross'. En la última Eurocopa se las prometían felices ante Islandia y les invadieron los vikingos.

 

Roberto Martínez y Southgate se conocen demasiado bien y sus equipos utilizan el mismo esquema. Los tres centrales son innegociables. El dibujo es el mismo y se anularon. Bélgica con más balón y más tranquila e Inglaterra más dinámica e intensa. Sólo una indecisión entre Stones y Pickford, que acabó solucionando Cahill enviando al limbo el balón que se colaba, puso picante al primer acto. Tielemans lo intentó desde su casa sin premio. Se miraron al espejo. Hay tantos belgas en la Premier que el encuentro parecía jugarse en Londres o Mánchester.

Nadie se salía del guion salvo un Vardy que no entiende de medias tintas. Nunca se deja ni un gramo de garra. Era un duelo sin rasguños y plagado de 'debutantes' en este Mundial hasta que Januzaj agarró el balón. El extremo de la Real es un futbolista diferente, cargado de talento y capaz de inventarse un gol en una baldosa. Lo hizo cogiendo el esférico en el área inglesa, esquivando a Rose con un amago en el que piso el cuero, se abrió hueco y clavó un zurdazo en la red de Pickford. Era su estreno goleador con Bélgica. Un golazo en un choque sin brillo ni adrenalina. El extremo de la Real no hizo cuentas. No entiende cábalas ni de especulaciones.