Pekín, 6 jul (EFE).- China respondió hoy a los aranceles comerciales estadounidenses con unas medidas de similar cuantía, por valor de 34.000 millones de dólares, en un contraataque inmediato que cerró la primera jornada de la guerra comercial entre las dos mayores potencias económicas mundiales.
A las 00.00 horas de Washington (04.00 GMT y 12.00 horas del mediodía en China) se hacían efectivas las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, y entraban en vigor aranceles del 25 % a bienes importados de China por el mismo valor, principalmente del sector tecnológico e industrial.
Comenzaba así oficialmente lo que China ha calificado como "la mayor guerra comercial de la historia" entre las dos mayores potencias económicas del mundo, pero tal y como había avanzado Pekín, sin que fuera ella la que "disparara la primera bala".
La respuesta china no se hizo esperar, aunque inicialmente carecía de la contundencia y claridad que se esperaba, y pocos minutos después del mediodía el Ministerio de Comercio chino publicaba un comunicado algo confuso en el que afirmaba que el país "se vería forzado a realizar los contraataques necesarios".
Tres horas después, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang, confirmó en rueda de prensa que "después de que EE.UU. activara sus medidas arancelarias contra China, las medidas de China contra EE.UU. se activaron inmediatamente".
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Sin embargo, Lu no detalló si ese contraataque consistiría imponer aranceles a productos estadounidenses por el mismo valor, tal y como había advertido previamente el Gobierno de Pekín.
Finalmente, un comunicado divulgado por la agencia oficial Xinhua confirmó que las contramedidas chinas habían entrado en vigor a las 12.01 hora local (04.01 GMT), tenían "el mismo volumen" que las de EEUU y se referían al anuncio del 5 de junio.
Ese anuncio incluía la amenaza de Pekín a Washington de imponer aranceles del 25 % a 545 productos estadounidenses por valor de 34.000 millones de dólares, la mayoría de ellos agrícolas (sobre todo soja) y productos de consumo como automóviles o güisqui.
En opinión de Louis Kuijs, de la consultora Oxford Economics, el objetivo de China pasa por "posicionarse como la campeona del sistema internacional que se rige por las reglas (de la OMC) y de la globalización económica", mientras EE.UU. se retrata a sí mismo iniciando la guerra comercial en varios frentes.