Ciudad del Vaticano, 14 oct (EFE).- Miles de salvadoreños esperaron durante horas para entrar en la Plaza de San Pedro y asistir a la canonización del arzobispo de San Salvador Oscar Romero, que hoy finalmente será "San Romero de América".
A los cerca de 7.000 salvadoreños que han llegado a Roma para asistir a la que también será la canonización del papa Pablo VI y de otros cinco santos más se les han unido también muchos inmigrantes que viven en el país.
Desde la madrugada, los grupos de salvadoreños se pusieron ante la entrada que les correspondía, la de la puerta del Sant'Ufficio, y esperaron pacientemente hasta las 7.00 de la mañana (5.00 GMT) a que les dejaran acceder a la plaza.
Poco a poco, la plaza de San Pedro se fue llenando de peregrinos vestidos con los colores azul y blanco del país y enfundados en sus banderas.
Explican a EFE que llegaron a Roma el pasado martes en un grupo de un centenar de personas para poder participar a las actividades que se han organizado en la capital italiana en ocasión de la canonización de Romero.
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Sus familiares explican pasarán toda la noche despiertos en las vigilias que se han organizado en El Salvador para seguir la ceremonia de canonización.
Pero también se han acercado hasta Roma los inmigrantes salvadoreños, hay cerca 50.000 en el país, como Ana Silvia y su hija Jenifer que llegan desde Nápoles, desde donde salieron en coche a la 1 de la mañana para poder estar aquí hoy.
Ana Silvia lleva viviendo 5 años en Italia y cuenta emocionada a EFE la "suerte" que ha tenido de poder estar hoy aquí mientras tantos salvadoreños no han podido peregrinar hasta Roma para asistir a la ceremonia "por el coste del viaje".
Durante la ceremonia de hoy también se celebrarán las canonizaciones de la que es considerada la primera santa boliviana, aunque nacida en Madrid (España), Nazaria Ignacia March; el fundador del Instituto de las Religiosas Adoratrices del Santísimo Sacramento, Francesco Spinelli; el sacerdote italiano Vincenzo Romano; la fundadora del Instituto de las Pobres Siervas de Jesucristo, la alemana María Katharina Kasper y el joven italiano Nunzio Sulprizio.