Sacaba (Bolivia), 26 oct (EFE).- Julia Flores, considerada la mujer más longeva de Bolivia y probablemente del mundo, celebró hoy sus 118 años en medio de reconocimientos de autoridades, regalos y una gran fiesta familiar rodeada de quienes quieren que el récord Guinness la reconozca como la mujer más anciana del planeta.
La centenaria boliviana, más conocida como Mamá Julia, nació el 26 de octubre de 1900 en la localidad de Japo en el norte de Potosí, pero migró a Sacaba, a 18 kilómetros de la ciudad de Cochabamba, donde vive con su sobrina-nieta Agustina Berna y los hijos de esta.
La Alcaldía de Sacaba preparó a primera hora del día un festejo para Mamá Julia con banda de música, un pastel de cumpleaños con su fotografía y distintas masas o pastas que a ella le gusta comer.
"Es un mensaje de vida que tenemos en nuestro municipio, es la mujer más longeva y para nosotros es un motivo de orgullo festejar un año más de vida" dijo a Efe Juan Carvajal, secretario administrativo de la Alcaldía.
Carvajal comentó que están coordinando con la familia para postular a Mamá Julia al récord Guinness, para que sea reconocida oficialmente como la más longeva de Bolivia y del mundo.
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"Es exigencia de la población que teniendo a la mujer más longeva podamos inscribirla y cumplir con los requerimientos que el récord Guiness requiere, entonces estamos en esa tarea", manifestó.
"Mamá Julia", considerada la mujer más longeva de #Bolivia y probablemente del mundo, celebró hoy sus 118 años. pic.twitter.com/lm1gzIV1mK
— Milena López (@milenaannebeth) October 26, 2018
Los funcionarios de esa institución le cantaron junto a la banda de música el tradicional "feliz cumpleaños", luego Mamá Julia apagó las velas rosadas y le dio una probada al pastel con un dedo.
Los regalos comenzaron a llegar a las arrugadas manos de la centenaria, entre mantillas para el frío, mantas y suéteres que lució en ese momento, al igual que un sombrero típico de Cochabamba.
Carvajal le entregó en nombre de la Alcaldía un reconocimiento por sus 118 años.
Mamá Julia también recibió regalos de personas que se acercaron al lugar para abrazarle y sacarse una fotografía con ella.
César Calla fue una de ellas, que le escribió un acróstico, una composición poética para demostrarle que es un "ejemplo de vida" y también "una bendición" para los demás bolivianos.
"Ella nos inspiró con sus ganas de vivir, con su chispa, con su humor y su sonrisa y le hicimos el acróstico como regalo", expresó Calla a Efe.
Mamá Julia comió su pastel, uno de sus postres favoritos, mientras aplaudía y levantaba las manos de alegría.