Más de un centenar de personas, supuestas víctimas de abusos sexuales en parroquias y colegios religiosos en distintas épocas —desde la década de los años cuarenta hasta los últimos años—, han contado por escrito al periódico español El País su drama, oculto hasta ahora.
Algunas de esas supuestas víctimas han dejado un testimonio grabado de su denuncia para este reportaje. "La impotencia, la rabia, la angustia y mi dolor siguen vivos", cuenta una de las víctimas. "Yo era un ser extremadamente vulnerable. El profesor se pasó aquel verano metiéndonos mano a mí y a otros pocos alumnos suspensos. He compartido los recuerdos con mi familia y amigos…", señala otro. "La rabia me dura 53 años después; sufrí los abusos de un cura, y sé que no fui el único".
Este periódico ha intentado en todos los casos publicados en esta información contrastar los hechos denunciados por las supuestas víctimas. Se ha puesto en contacto con las autoridades eclesiásticas de cada lugar donde supuestamente se produjeron los abusos. Y ha buscado a posibles testigos.
En los casos donde ha sido imposible contrastar los hechos por el silencio de la Iglesia o por otras circunstancias, EL PAÍS ha optado por informar sobre la denuncia a través de la supuesta víctima, pero sin dar nombres de los acusados ni de los lugares concretos donde se produjeron los hechos. El periódico ofrece cinco de esas historias como ejemplo de un problema ocultado por la cúpula eclesiástica.
La Iglesia española silenció durante décadas los casos de pederastia que conoció o instruyó en sus tribunales eclesiásticos. El Centro Nacional de Documentación Judicial (Cendoj) tiene registrados en los últimos 30 años apenas 33 casos juzgados en los tribunales civiles que afectan a 80 menores víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes.
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Lograr una información parecida de la Conferencia Episcopal o de las 70 diócesis existentes, o de las congregaciones religiosas, ha resultado imposible.
Las diócesis se niegan a ofrecer datos, ni siquiera estadísticos, sobre los casos de abusos sexuales en la Iglesia juzgados a través de sus tribunales eclesiásticos. Solo 17 diócesis contestaron, con evasivas o negativas; el resto, 53, optó por el silencio.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, que recibe cada año en Roma una media de 500 casos de pederastia remitidos desde diócesis de todo el mundo, rechaza facilitar detalles de cuántos de esos asuntos proceden de la Iglesia española.
La Conferencia Episcopal anunció hace dos semanas, a raíz de la publicación de la noticia en EL PAÍS sobre su opacidad ante los casos de abusos, la creación de una comisión especial para actualizar los protocolos vigentes en las distintas diócesis para luchar contra la pederastia. Solo tres de esos protocolos obligan al obispo a comunicar las denuncias que reciba a la fiscalía.
A diferencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ni la Conferencia Episcopal Española, ni sus 70 diócesis, hacen públicas estadísticas sobre los asuntos de pederastia tramitados a lo largo del año.