Comparece de nuevo en el banquillo, uno de los asesinos en serie más famoso de Francia

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París, 13 nov (EFE).- Michel Fourniret, uno de los asesinos en serie más famosos de Francia con una cadena perpetua desde 2008 por matar y violar a ocho mujeres, se sienta desde hoy de nuevo en el banquillo por otro asesinato para sustraer un botín de oro acumulado por una banda de delincuentes.

Fourniret, de 76 años, comparece junto a su exesposa Monique Olivier (de 70, también condenada a cadena perpetua como cómplice y coautora) ante el Tribunal de lo Criminal de la ciudad de Versalles, al sur de París por la muerte de Farida Hammiche, de la que no se tienen noticias desde abril de 1988.

Hammiche era entonces la novia de Jean-Pierre Hellegouarch, un delincuente internado en la prisión de Fleury Mérogis, en la región de París, y que coincidió en la misma celda que Fourniret, entre rejas entonces por varias agresiones sexuales.

Hellegouarch, sabiendo que su compañero de celda estaba a punto de salir de la cárcel, recurrió a él para poner a resguardo un botín procedente de la denominada "banda de los peluquines" que sabía escondido en el cementerio de Fontenay en Parisis, y lo hizo a través de su compañera.

El problema es que una vez desenterrado el oro y escondido en el apartamento de Hammiche en Vitry sur Seine, también en la región de París, la pareja formada por Fourniret y Olivier decidieron quedarse con él y matar a la pareja del delincuente, a la que según su propio testimonio años después enterraron al borde de una carretera en un lugar que hasta ahora no ha sido localizado.

El dinero le sirvió al llamado "ogro de las Ardenas" y a su mujer para vivir durante años y para comprarse varias propiedades, en particular en 1989 el Palacio de Sautou, del siglo XIX, donde en los años siguientes llevaría a varias de sus víctimas para matarlas y enterrarlas.

En la primera audiencia esta mañana, consagrada a su examen de personalidad, Fourniret dio signos de exasperación cuando hablaba de su primera mujer.

De acuerdo con su testimonio, el descubrimiento de que no era virgen al casarse fue el desencadenante de su deriva criminal.