YALAMBOJOCH, Guatemala (AP) — El cuerpo de un niño migrante de 8 años que falleció en un hospital de Nuevo México en Navidad mientras lo custodiaba la Patrulla Fronteriza ha sido llevado al pequeño poblado donde vivía en Guatemala, cerca de la frontera con México.
Catarina Alonzo Pérez, la madre de Felipe Gómez Alonzo, sostenía una vela en una vigilia el sábado con otras personas de la comunidad en una breve ceremonia en honor del pequeño.
La Patrulla Fronteriza detuvo a Gómez Alonzo y a su padre después de que ingresaron a Estados Unidos. Tras pasar varios días detenido, Felipe comenzó a toser, a vomitar y a padecer fiebre antes de morir en un hospital. Fue el segundo inmigrante guatemalteco en fallecer en diciembre mientras era custodiado por autoridades estadounidenses, lo que desató temores de que las condiciones en los sitios de detención de migrantes sean inadecuadas.
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Tres días después del fallecimiento de Felipe Gómez, la segunda muerte de un menor migrante guatemalteco en poder de la Patrulla Fronteriza en menos de un mes, la Cancillería de Guatemala solicitó a EE.UU. que investigara el deceso.
Pero hasta el momento se desconocen los resultados de esa investigación, igual que los de la niña de 7 años Jakelin Caal Maquín, quien fue enterrada el día de Navidad en la recóndita comunidad de San Antonio Secortéz, en el norte de Guatemala.
Miles de guatemaltecos recurren cada año a la migración irregular para buscar fuera de su país mejores oportunidades y huir de la violencia que ahoga al Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras), una de las zonas más violentas y pobres del mundo.