México, 6 feb (EFE).- El número de muertos por la explosión del 18 de enero de un oleoducto saboteado en Tlahuelilpan, en el estado mexicano de Hidalgo, ascendió a 128, luego de que el Gobierno de dicha entidad informara sobre un nuevo deceso.
Asimismo, este miércoles el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) detalló que uno de los heridos que era atendido en la Unidad Médica de Alta Especialidad en Magdalena Salinas, en el norte de la capital mexicana, había fallecido en la madrugada.
La institución aseveró que en este centro médico permanecen dos heridos por la explosión quienes siguen bajo atención médica.
Así pues, en total permanecen internadas 19 personas en diversos hospitales de la Ciudad de México y una en un nosocomio hidalguense.
El pasado 18 de enero, un grupo de pobladores del municipio de Tlahuelilpan, en el céntrico estado de Hidalgo, reventó un oleoducto de hidrocarburo y empezó a sustraer, de una forma muy rudimentaria, la gasolina.
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Al cabo de dos horas, y pese a la presencia del Ejército, que poco pudo hacer para controlar a los centenares de personas que se acercaron a recoger gasolina, se registró una fuerte explosión.
Las autoridades explicaron en días pasados que estarán pendientes de los habitantes de la zona en donde se produjo el accidente para evaluar los daños a la salud que ocasionó la exposición a la gasolina, que de acuerdo con la Secretaría de Salud pueden ser desde leves hasta mortales.
Desde que llegó al poder el 1 de diciembre pasado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, comenzó un combate frontal al robo de hidrocarburos que desde hace años sufría la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), delito que genera pérdidas millonarias para la compañía.
Según fuentes oficiales, las pérdidas llegaron a 65.000 millones de pesos (unos 3.400 millones de dólares) tan solo en 2018.
Para acabar con esta problemática, se reforzó la vigilancia de los ductos desplegando miles de agentes de seguridad y se cambió el método de transporte de gasolina a uno que implica el uso pipas (camiones cisterna).
Estas medidas causaron durante el mes de enero una crisis de desabastecimiento en diez estados del país, con estaciones de servicio cerradas y compras de pánico.