Chicago, 14 feb (EFE).- El expolicía de Chicago Jason Van Dyke, condenado a 6 años y nueve meses de prisión por la muerte a tiros del afroamericano Laquan McDonald, fue atacado en su celda al parecer a puños en una prisión del estado de Connecticut, dijeron este jueves su esposa y su abogado en una conferencia de prensa.
El 5 de febrero, el expolicía fue integrado a la población común de la prisión federal en Danbury, Connecticut, donde minutos después de su arribo fue atacado en su celda por varios prisioneros, anunció esta mañana en Chicago Tiffany Van Dyke, esposa del reo.
Van Dyke dijo a la prensa que su esposo fue transferido de una prisión de Illinois a la de Danbury la semana pasada, sin haber sido ella notificada ni tampoco el abogado del expolicía, Daniel Herbert.
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La familia Van Dyke y Herbert no supo del traslado hasta este martes, cuando recibieron una llamada anónima de alguien en la prisión federal.
Van Dyke dijo durante la conferencia de prensa que la familia está preocupada por el bienestar de su esposo y está exigiendo a las autoridades que a Jason Van Dyke lo mantengan lejos de la población general para su protección.
"Estoy haciendo un llamado al Gobernador y al Procurador General y a todos los oficiales y exigiendo respuestas del porqué lo sacaron de una facilidad segura y lo enviaron a una facilidad federal", expuso la mujer.
"Ellos han puesto su vida en peligro. Se suponía que esto no sucedería", agregó.
"Espero y rezo (para) que esto se rectifique lo más pronto posible", dijo Van Dyke entre sollozos y lágrimas ante la prensa.
La mujer no abundó en el tema del ataque, pero un medio televisivo local reportó que Van Dyke recibió "golpes y raspaduras" y que el reo no presenta más riesgos de salud a causa del ataque.
"Mis hijos y yo tememos por la vida de Jason, mi preocupación número uno es mi temor por su seguridad; mis hijos y yo no comemos, no dormimos por la preocupación", sostuvo la esposa del expolicía.
El lunes, el fiscal general de Illinois, Kwame Raoul, pidió al Tribunal Supremo estatal pronunciarse sobre la legalidad de la sentencia.
"No se trata de un tema político, sino de una cuestión legal", agregó Raoul al impugnar la actuación del juez Vincent Gaughan, de la corte del condado de Cook, para decidir una condena mucho menor de lo esperado.
El magistrado sentenció al expolicía a 81 meses de prisión, menos de la mitad de lo que reclamaban los fiscales.
Con buena conducta, se estima que Van Dyke podría quedar libre en poco más de tres años.
Los abogados, no obstante, anunciaron que piensan apelar la sentencia, porque al tratarse de homicidio en segundo grado en un acto de cumplimiento del deber, consideran que el juez debió aplicarle la libertad condicional a Van Dyke.
El incidente ocurrió el 14 de octubre del 2014 en el vecindario de Archer Heights, en el suroeste de Chicago, donde el joven afroamericano había estado robando radios de camiones estacionados, armado con un pequeño cuchillo.
Luego se comprobó que McDonald, que no acató las órdenes policiales de arrojar la navaja al suelo, estaba drogado.
Van Dyke fue uno de los últimos oficiales en llegar al lugar y casi de inmediato disparó su arma de fuego contra McDonald, y no una pistola eléctrica Taser como se le había solicitado.
El agente asestó al joven 16 balazos, la mayoría de ellos cuando McDonald ya se encontraba inerte en el suelo, según un vídeo que las autoridades de Chicago dieron a conocer tras el suceso y que desató grandes protestas.