Tras atropellar con su bicicleta a un menor de 10 años, Keegan Doyle (23) asistió a la Fiscalía para defenderse y señaló que "no había hecho nada malo", pese a que el menor sufrió parálisis cerebral.
El hecho ocurrió en una calle residencial de Saltney, Reino Unido, donde el pequeño Alfie Watts se encontraba jugando. Luego del accidente, quedó inconsciente y tendido en un charco de sangre. Al ver la escena, Doyle se dio a la fuga e intentó incendiar su bicicleta para que no quedara evidencias del accidente.
La madre de la víctima, quien lo auxilió al oír los gritos de sus amigos, contó la situación en que lo encontró. Esto, dijo, le cambió la vida. “Ni siquiera tuve tiempo de darle un beso. Nos sentamos junto a su cama orando para que se despertara”, aseguró en la audiencia, realizada esta mañana en la Corte del Reino Unido.
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Doyle se declaró culpable de conducción peligrosa e incendio provocado. Sin embargo, al tomar la palabra, su cruda defensa fue: “No he hecho nada malo, excepto golpear a un niño en una bicicleta”, destaco La República.
Al oír sus palabras, el juez Niclas Parry ordenó una pena privativa de tres años y ocho meses, aunque es probable que sea puesto en libertad mucho antes. Además, se le prohibió conducir durante cuatro años y 10 meses, prohibición que entrará en vigencia cuando salga de la cárcel.
El juez calificó a Doyle de ser "completamente cobarde y egoísta". "Es difícil imaginar un caso mucho peor. La vida de un niño brillante, activo y feliz de diez años cambió irreversiblemente. Sufrió lesiones potencialmente cambiantes”, agregó Parry.
En tanto, la familia del menor emitió en un comunicado donde agradecían las muestras de apoyo. "Nos gustaría agradecer a todos los que han apoyado a Alfie y a nosotros como familia en un momento extremadamente difícil. Nuestro sincero agradecimiento también va a todos los servicios de emergencia que respondieron y al personal del Hospital Alder Hey, en Liverpool, que continúa brindando la mejor atención para Alfie", se lee en la misiva pública.
