Un avión de Ethiopian Airlines se estrelló el domingo poco después de despegar desde la capital de Etiopia, matando a las 157 personas que se cree que iban a bordo, según la aerolínea y la televisora estatal.
Por el momento no estuvo claro qué causó el siniestro del Boeing 737-8 MAX, que era nuevo y había sido entregado a la compañía en noviembre, según los registros.
Ethiopian Airlines, de propiedad estatal y que está considerada ampliamente la aerolínea mejor gestionada de África, se autoproclama la mayor del continente y ambiciona convertirse en su puerta de entrada.
Según un comunicado de la empresa, se cree que 149 pasajeros y ocho miembros de la tripulación iban a bordo del Boeing 737 que se estrelló seis minutos después de partir de Adís Abeba en dirección a la capital de Kenia, Nairobi.
El siniestro ocurrió cerca de Bishoftu, o Debre Zeit, a unos 50 kilómetros (31 millas) al sur de la capital etíope a las 08:44 de la mañana, agregó.
El avión mostró una velocidad vertical inestable tras el despegue, señaló Flightradar 24, un grupo que monitorea al tráfico aéreo, en Twitter. La visibilidad de la zona parecía ser clara.
La televisora estatal EBC reportó que todos los pasajeros, entre los que había 33 nacionalidades distintas, fallecieron. Un vocero de Ethiopian Airlines señaló que había 32 keniatas y 17 etíopes.
Las familias en duelo se congregaron en el aeropuerto Bole. Un comunicado de la oficina del primer ministro etíope ofreció sus “profundas condolencias” a los afectados, informó ABC.
El ministro de Transporte de Kenia, James Macharia, dijo a reporteros que las autoridades no habían recibido aún el manifiesto con la información sobre los pasajeros.
“Mis oraciones van para todas las familias y conocidos de los que iban en el avión”, declaró el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta.
El último accidente mortal de un avión de pasajeros de Ethiopian Airlines fue en 2010, cuando uno de sus aparatos se estrelló minutos después de despegar de Beirut matando a las 90 personas a bordo.
El siniestro del domingo se produjo tras la promesa del primer ministro, el reformista Abiy Ahmed, a abrir la aerolínea y otros sectores a la inversión extranjera en una importante transformación de la economía etíope, controlada por el gobierno.