Carlos Alberto Munguía es un pescador salvadoreño quien el pasado sábado se llevó una sorpresa durante su faena.
Frente a la playa El Tamarindo, jurisdicción de Conchagua, en el departamento de La Unión, encontró entre las redes a un curioso y colorido pez. “Es raro encontrar ya ese tipo de pez, recuerdo que la última vez que pescamos uno fue hace como 5 o 6 años” dijo Munguía, quien afirmó que hace 17 años abundaban esos peces en el Golfo de Fonseca.
Munguía se refiere al pez loro que fue sacado frente a las costas de dicha playa unionense. Sobre esta especie, dijo sin dudas que “es un pescado comestible”.
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Se trata de la especie conocida como Sparisoma cretense, un pez hervívoro denominado “pez loro” por la peculiaridad en sus dientes que se agrupan en una estructura semejante al pico de un loro y sus colores llamativos especialmente en las hembras, que son de un rojo intenso con manchas amarillas. No así los machos que son de un tono grisáceo con manchas celestes o verdes.
Su hábitat natural son los arrecifes de coral del trópico, desde el mar Caribe, hasta el océano Pacífico o el mar Rojo. Utilizan su peculiar boca, que asemeja el pico de un ave, para roer el coral y rocas, arrancando así las algas de las que se alimentan. Esta es la razón por la cual los peces loro se encuentran en abundancia en los arrecifes tropicales de los océanos de todo el mundo.
Los peces loro son clave para mantener la salud de los ecosistemas de arrecifes de coral, ya que son los responsables naturales de controlar el crecimiento de las algas (su principal alimento).
Sin ellos los arrecifes morirían eventualmente
Expertos dicen que existen unas 80 especies identificadas, cuyo tamaño va desde menos de 30 a 120 centímetros de longitud.
Mientras que el pez loro va consumiendo las algas con sus dientes, va quebrando piedras y esqueletos de coral, excretando arena fina, la cual aporta a la formación de las playas de islas y atolones.
Al respecto, la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) recomienda implementar medidas orientadas a preservar a las comunidades de peces herbívoros que son vitales para los arrecifes de coral.
Un estudio en el 2014 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza encontró que en el Caribe se ha perdido aproximadamente 80 por ciento de la cobertura coralina, y podría desaparecer completamente en las siguientes dos décadas, si no se toman acciones significativas de manera inmediata.
El Golfo de Fonseca es un área de manglares y estuarios que El Salvador comparte con Nicaragua y Honduras y una de las áreas de mayor productividad pesquera del pacífico Centroamericano.
Su ecosistema se caracteriza por tener el segundo lugar en cobertura de manglar a nivel nacional, que proporciona una gran variedad de áreas de refugio y alimentación para muchas especies comerciales de moluscos, crustáceos y peces.
Es considerado uno de los sitios de mayor producción pesquera del país, por lo que en sus aguas predomina la pesca industrial, actividad que se realiza con fines comerciales mediante la captura masiva de peces y para la que requieren de barcos y personal bien equipado.