En algunos países de Medio Oriente las ejecuciones aún son una forma de hacer pagar a las personas por los crímenes. Arabia Saudita es uno de las naciones que se encuentra a punto de alcanzar un número récord de decapitaciones y crucifixiones durante este año, según cifras recogidas por grupos que defienden los derechos humanos como Death Penalty Worldwide, Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
El gobierno árabe ya ha ejecutado a 43 personas en lo que va del año, por lo que si la tasa de ejecuciones sigue el mismo ritmo para finales del 2019 van a haber más de 170 muertes. Hasta el momento 21 personas fueron decapitadas por delitos relacionados a las drogas, pero otros motivos son adulterio, la renuncia al Islam, la traición, el espionaje, el robo, así como el asesinato, el terrorismo, la violación o el espionaje.
Pese a que las cifras de este país sorprendan, en el 2018 China e Irán fueron los dos países que tuvieron más ejecuciones con 249 y 285 personas, respectivamente. Tras ellos estás Arabia Saudita, Irak y Pakistán, destacó el medio digital La República.
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Según cifras publicadas por el organismo de control Reprieve, la cantidad de ejecuciones se ha duplicado desde Mohammed bin Salman asumió el mando del gobierno en junio del 2017. El número de personas sacrificadas entre junio de 2017 y marzo de 2018 fueron 133, mientras que los ochos meses anteriores a su mandato fueron 67.
En 2018 fueron 58 las personas ejecutadas por delitos relacionados a las drogas. "Se trata, por lo general, de trabajadores migrantes pobres, forzados a ingresar al país con drogas en sus intestinos", señaló Reprieve.