En 2015, Johanna Rhodes, especialista en enfermedades infecciosas del Imperial College London, recibió una llamada de emergencia de un hospital a las afueras de Londres.
¿La razón? Una infección que parecía resistente a los medicamentos se estaba extendiendo por el hospital sin que nadie supiera por qué.
"En aquel entonces la comunidad científica prácticamente no había oído hablar del Candida auris", le cuenta la especialista a BBC Mundo.
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"En el hospital había un par de pacientes infectados con este germen pero no había parecido algo muy serio, hasta que se dieron cuenta de que se había extendido por las paredes, por los muebles, por toda la superficie del hospital", recuerda.
"Resultaba muy difícil de identificar porque nadie sabía realmente lo que estaban buscando. Me llamaron para que les ayudase a averiguar cómo y por qué se estaba expandiendo", explica Rhodes.
Y el hongo no solo se estaba expandiendo por el hospital de Londres, sino a nivel mundial.
Un hongo diferente
El Candida auris, una especie de hongo que crece como levadura, fue identificado por primera vez hace una década.
"No sabemos cuál es su origen pero fue descrito por primera vez en 2009 tras ser aislado del canal auditivo de un paciente de Corea del Sur", explica Rhodes.
"Unos años más tarde aparece en Japón y comienzan a surgir brotes en países como India, Sudáfrica, Venezuela, Estados Unidos, Reino Unido y España", agrega.
Janiel Nett, profesora asistente en el Departamento de Medicina y Microbiología Médica e Inmunología de la Universidad de Wisconsin, le dijo a BBC Mundo que versiones diferentes del hongo comenzaron a aparecer en cuatro continentes al mismo tiempo.
"Esta aparición casi simultánea no tiene precedente", asegura Rhodes.
"Y lo que más nos preocupa es que todas estas versiones han mostrado una fuerte resistencia a los medicamentos".
El hongo que apareció en el hospital de Londres fue erradicado eventualmente, pero no fue fácil: el Candida auris es capaz de persistir en el medio ambiente y puede sobrevivir en superficies inanimadas.
Además, muchos de los desinfectantes que utilizan los servicios de salud no resultan efectivos contra este germen.
"Varias salas tuvieron que permanecer cerradas durante meses y ser descontaminadas con brío", explica Rhodes.