Alrededor de 50 solicitantes de asilo formaron un círculo esta semana cerca de un puente entre Estados Unidos y México para escuchar la explicación de una abogada sobre lo que podría ocurrirles cuando estuvieran bajo custodia de las autoridades estadounidenses.
La abogada, Jodi Goodwin, les dijo que probablemente iban a terminar en una de las estaciones pequeñas de la Patrulla Fronteriza, a las que los migrantes se refieren como “la hielera” debido las bajas temperaturas.
Goodwin les aconsejó vestir la ropa más gruesa que tuvieran o pedir prestadas prendas de alguien más. También les dijo que comieran bien antes de cruzar el puente. “¿Qué tiene que hacer el día que va a subir?: Comer bien y vestirse bien”, les dijo en español.
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El consejo refleja la realidad que se vive en la frontera, donde la falta de espacio significa que algunos migrantes deben dormir en el piso de las estaciones de la Patrulla Fronteriza, mientras que otros son resguardados en tiendas de campaña parecidas a las de los militares junto a un puente en la ciudad de El Paso, en Texas. El gobierno pronto abrirá dos instalaciones más que podrían empezar a albergar a los inmigrantes el jueves.
Las nuevas instalaciones en El Paso y en el Valle del Río Grande albergarán a 1.000 padres y familias, lo que ampliará la capacidad de la Patrulla Fronteriza para retener y procesar la oleada de inmigrantes que ha llegado en los últimos meses y ha abrumado a las autoridades. La capacidad podría ampliarse más en algún momento.
"Espero que sea suficiente”, dijo Carmen Qualia, directora ejecutiva del sector Valle del Río Grande de la Patrulla Fronteriza. “No sabemos lo que no sabemos”.
Las instalaciones tendrán baños, zonas de recreación y cuartos para dormir que estarán divididos por género, por familias y por niños que viajan sin compañía de un adulto. Los detenidos dormirán sobre colchonetas.
El complejo en Donna, Texas, está dividido en cuatro módulos, cada uno de diferente color. En cada módulo hay un guardia de seguridad.
Las colchonetas grises están apiladas en un lado, y los baños y fregaderos portátiles están alineados en otro. El sistema de aire acondicionado mantiene cada módulo en una temperatura agradable, pero emite un zumbido constante que puede dificultar la audición.
Está previsto que las tiendas se mantengan en operación hasta finales de año, a un costo de 37 millones de dólares.