Entrenadores, foros, gimnasios y casi toda la comunidad deportiva centrada en el acondicionamiento físico y musculación han promocionado los beneficios de los aminoácidos a la hora de incrementar el desarrollo muscular. Eso ha hecho que haya una enorme variedad de productos, desde pastillas, barras, gelatinas y batidos, todos ellos con un alto contenido proteico.
Sin embargo, la popularidad de la proteína también ha significado que se haya prestado menos atención a la investigación de sus efectos secundarios potencialmente negativos. Precisamente eso es lo que ha hecho un equipo de científicos de la Universidad de Sydney, liderados por Stephen Simpson y Samantha Solon-Biet.
Los resultados, publicados en Nature Metabolism, sugieren que, si bien sus beneficios vinculados al desarrollo muscular son ciertos, el consumo excesivo de aminoácidos ramificados básicos y esenciales (BCAA por sus siglas en inglés) pueden reducir la esperanza de vida, afectar negativamente el estado de ánimo y llevar a un aumento de peso.
Te interesa: ¿Cómo reconocer a una persona infiel desde la primera cita?
En pocas palabras: los BCAA son excelentes para sumar masa muscular, pero la ciencia dice que podrías pagarlo más tarde.
“Aunque se demostró que las dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos son beneficiosas en ciertos aspectos – señala Solon-Biet en un comunicado –, tuvieron efectos perjudiciales para la salud en la etapa media de la vida, y también llevaron a una vida más corta. Lo que esta nueva investigación ha demostrado es que el equilibrio de aminoácidos es importante: es mejor variar las fuentes de proteínas para garantizar que se obtenga el mejor equilibrio de aminoácidos”.
El problema es el siguiente. Utilizar suplementos de BCCA junto a las proteínas que ya se consumen habitualmente, hace que los altos niveles de estos aminoácidos en sangre compitan con el triptófano (otro aminoácido esencial) para viajar hasta el cerebro.
“El triptófano – añade Simpson – es el único precursor de la hormona serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad” por sus efectos positivos sobre el estado de ánimo y su papel en la promoción del sueño. Pero la serotonina hace más que eso, y ahí radica el problema. Cuando el triptófano no llega en cantidades adecuadas al cerebro, se reducen los niveles de serotonina y aumenta el apetito. La disminución de la serotonina causada por el exceso de ingesta de BCAA llevó a una sobrealimentación masiva en nuestros ratones, que se volvieron enormemente obesos y tuvieron vidas más cortas”.
Los ratones fueron alimentados con el doble de la cantidad normal de BCAA (200%), la cantidad estándar (100%), la mitad (50%) o una quinta parte (20%) de por vida. Los ratones que fueron alimentados con 200% de BCAA aumentaron su ingesta de alimentos, lo que resultó en obesidad y una vida más corta.
Los autores señalan la importancia de variar las fuentes de proteínas para obtener una variedad de aminoácidos esenciales, a través de una dieta saludable y equilibrada. Las carnes rojas y lácteos son las fuentes más ricas en BCAA. Los vegetarianos pueden encontrar BCAA en judías, lentejas, nueces y en la soja. Por su parte, los alimentos ricos en triptófano incluyen semillas y nueces, soja, queso, pollo, pavo y, curiosamente, cocodrilo.