El 26 de abril, el Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser (LIGO, por sus siglas en ingles) de la Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU. y el interferómetro Virgo, instalado en Europa, registraron ondas gravitacionales de una colisión entre dos titanes espaciales: podría tratase de una estrella de neutrones que fue tragada por un agujero negro, algo nunca antes visto.
De confirmarse, esta detección podría arrojar luz sobre lo que sucede exactamente cuando las estrellas chocan contra agujeros negros. Una de las preguntas más importantes para los científicos es si la estrella resultó destrozada antes de ser consumida por el agujero negro o si simplemente se deslizó hacia él.
Los detectores funcionan recogiendo las diminutas ondas en la estructura del espacio y el tiempo que recorren el universo cuando dos objetos masivos chocan.
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Patrick Brady, portavoz de LIGO y profesor de física en la Universidad de Wisconsin-Milwaukee (EE.UU.), afirmó que la señal de la posible colisión es "bastante débil" y que los astrónomos deben examinar minuciosamente todos los datos antes de poder confirmar el evento.
"Es como escuchar a alguien susurrar una palabra en una cafetería ocupada: puede ser difícil distinguir la palabra o incluso estar seguro de si la persona susurró algo. Tomará algún tiempo llegar a una conclusión sobre esto", explicó el científico.
La ubicación del posible choque se ha reducido a aproximadamente el 3 % del cielo, a unos 1.300 millones de años luz de distancia. Astrónomos de diferentes países ahora están centrando sus observaciones en esta área del espacio en un intento por recopilar más información.