Gavin Paul Zimmerman, un joven estadounidense de 19 años, se había ido de viaje con un grupo de amigos de la iglesia a Sydney, Australia. Entusiasmados por las vistas panorámicas de la ciudad, se trasladaron hasta uno de los miradores de ballenas más conocidos de la zona. Pero la travesía se convirtió en una tragedia. El adolescente se distrajo al sacarse una selfie y se patinó a 10 metros de altura. Murió en el acto al caer sobre las rocas. Un año después del accidente, sus padres publicaron esa última foto.
Su familia decidió viajar hasta el popular acantilado para homenajearlo. "Se veía tan feliz. Tenía una sonrisa en su rostro, parecía un hermoso día", comentaron al mostrar la imagen antes de la brutal caída.
Pocos minutos después de que sacó esa foto, Gavin se la envió a sus padres. Al notar que no estaba tan cerca del borde y ver que había mucha gente alrededor suyo, nunca se imaginaron que su hijo corría peligro. Sin embargo, el joven perdió el equilibrio y se cayó al mar.
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El adolescente había viajado a Australia en julio del año pasado. Tras el accidente, sus amigos quedaron en shock y no lograron ubicar su cuerpo hasta que llamaron desesperados a la policía.
De manera inmediata, un helicóptero se trasladó hasta el acantilado y el grupo de socorristas lo encontró en el agua. Cuando lo llevaron a tierra firme, ya era demasiado tarde: Galvin había muerto en el acto.
Apenas les confirmaron la noticia, los padres del joven publicaron un desgarrador mensaje en las redes sociales. "Con un profundo dolor y con nuestros corazones rotos, les anunciamos que nuestro hijo está saliendo de esta Tierra para regresar a casa con su Padre Celestial. Fue un gran ejemplo para todos nosotros. Galvin fue una luz brillante en nuestras vidas", escribieron conmocionados.
