Henri Michelle Piette, de 63 años, fue condenado a cadena perpetua por secuestrar a su hija, recluirla durante dos décadas, abusar sexualmente de ella y convertirse en el padre de sus nueve hijos.
Ocurrió en Estados Unidos. El hombre recibió esa pena por tener cautiva a su víctima y abusar de ella por casi dos décadas. A los 13, la obligó a casarse con él y a los 15 años, siendo menor de edad, dio a luz por primera vez.
El hecho se remonta a 1997 cuando Piette secuestró a Rosalynn McGinnis cuando ella tenía 12 años. El rapto ocurrió en Oklahoma, Estados Unidos y desde allí se trasladó con la menor a México.
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El secuestro ocurrió poco después de que la madre de McGinnis pusiera fin a tres años de relación con Piette a raíz de la violencia que ejercía el hombre sobre ella. La separación enfureció al hombre, quien decidió raptar a la menor y escapar junto a ella y sus otros tres hijos.
Durante los 19 años que duró el cautiverio, Rosalynn fue abusada a diario por el sujeto. A los 13 años la obligó a casarse con él. A los 15 tendría el primero de sus 9 hijos.
Tres años después, decidió contar su historia y dio una entrevista al medio estadounidense KHSB.
"Estaba asustada y tan confundida, ni siquiera sabía lo que estaba pasando", relató la joven.
"Sabía que si no salía de allí, me volvería loca o terminaría muriendo y dejando a mis hijos con ese hombre", detalló durante una entrevista a la revista People.
"Si miro atrás y veo lo que me ocurrió, ni siquiera entiendo cómo alguien puede hacerle algo así a un niño. Lo que él me hizo a mí", añadió McGinnis.
El individuo fue condenado recientemente a cadena perpetua tras ser hallado culpable de secuestro y de viajar por Estados Unidos intentando agredir sexualmente a una menor.
"La víctima sufrió horribles abusos durante dos décadas por parte del acusado. Su coraje le permitió escapar y rescatar a sus niños y permitió a los investigadores y a los fiscales buscar justicia para ella", exclamó tras la sentencia Brian J. Kuester, Fiscal de Estados Unidos para el Distrito Este de Oklahoma.
"Finalmente, su coraje terminó con la tiranía. Sé que este veredicto no puede curar las innumerables heridas infligidas por el acusado, pero debería evitar que inflijan más", agregó el fiscal.