Kenneth Lewis, residente de Forbestown, California, fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional tras ser declarado culpable del asesinato de su abuela, Violet Macgregor.
Durante el juicio, el hombre pidió la pena de muerte, argumentando que no merecía vivir después de quitarle la vida a quien “merecía vivir el resto de su vida con él”. El trágico hecho ocurrió en Butte, California, cuando Lewis vivía con su abuela, quien días antes había sufrido un derrame cerebral.
Inicialmente, el condenado declaró a las autoridades que había encontrado a Macgregor desnuda y sin vida en la bañera, rodeada de un charco de sangre. Sin embargo, esta versión se desmentió durante las investigaciones.
Posteriormente, Lewis confesó haber golpeado y pateado a su abuela hasta matarla en un ataque de ira. Según relató, su enojo surgió porque Macgregor le mordió la lengua cuando intentaba darle un beso de buenas noches.
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Después del crimen, intentó limpiar la escena utilizando toallitas y servilletas, que con una intensa búsqueda encontraron ensangrentadas los investigadores. El informe forense confirmó que la víctima murió por múltiples golpes en la cabeza, cuello y rostro, además de presentar dientes rotos.
El caso ha conmocionado a la comunidad, especialmente por la brutalidad del ataque y la relación entre el agresor y la víctima.
