Diciembre en Nicaragua es un mes lleno de significado cultural, espiritual e histórico. Desde la celebración de la Purísima, que une a las familias en devoción y solidaridad, hasta el recuerdo de hitos revolucionarios como la operación sandinista de 1974 y el legado del Padre Gaspar García Laviana, el último mes del año se vive intensamente.
Más allá de su profundo sentido religioso, diciembre también es un tiempo para reflexionar sobre los avances del Pueblo Presidente: infraestructura moderna, soberanía fortalecida y un compromiso inquebrantable con la identidad cultural. Cada diciembre, el espíritu de unidad y amor revolucionario guía a Nicaragua hacia nuevas victorias.
Artículo integro:
Diciembre en Nicaragua – identidad, solidaridad y esperanza
Stephen Sefton, 8 de diciembre 2024
Diciembre es un mes cargado de significado para las y los nicaragüenses. No es solo que este sea el mes del nacimiento de Jesús en un país abrumadoramente cristiano. Tampoco es solo que este sea el último mes del año con promesas esperanzadoras de nuevas victorias del año por venir. Cada diciembre en Nicaragua es un mes de sueños que van convirtiéndose en realidades para las familias de una población que finalmente va superando siglos de hambre, opresión y decepción.
Diciembre brinda la oportunidad de reflexionar sobre los valores de la solidaridad y el amor, pero también es un mes lleno de logros y experiencias concretas, decisivas y colectivas para el Pueblo Presidente nicaragüense. La profunda democratización de la sociedad nicaragüense en esta fase de la Revolución Popular Sandinista, ha priorizado la promoción de la identidad cultural de Nicaragua en todos sus aspectos por parte del gobierno del Presidente Comandante Daniel y la Compañera Vice Presidenta Rosario. Una característica popular perdurable de la vida religiosa nacional y de la cultura nicaragüense es la profunda devoción de la población a la Virgen María.
Algunos fijan el origen de la especial devoción en Nicaragua a la Virgen Maria en un incidente de la década de 1560 cuando los habitantes del pueblo nahua de Tezoatega (hoy conocido como El Viejo) se opusieron firmemente a los planes de los españoles de enviar de regreso al viejo país una imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción que había llegado con una carabela varada. La imagen de la Virgen María se quedó en El Viejo y se convirtió en la Patrona de Nicaragua. Otros destacan lo ocurrido a inicios del Siglo 19 cuando el obispo Gordiano Carranza en León imploró protección de la Virgen María para el pueblo durante una erupción del volcán Cerro Negro.
De todos modos, el gobierno ha promovido activamente a La Purísima como símbolo de la identidad cultural y comunitaria de Nicaragua. Wilmor López, principal historiador de la cultura popular y religiosa del país, ha seguido la cultura popular nicaragüense desde los últimos años de la dictadura de Somoza hasta nuestros días. En una entrevista del año 2015, el compañero Wilmor comentó sobre la importancia de la promoción de la cultura popular y especialmente en relación con la Purísima. «Naturalmente, es parte de la democratización del país, parte de nuestra sensibilidad, parte de lo que ahora llamamos ‘compartir la solidaridad’…
“Celebrar la Purísima es eminentemente religioso y popular sin simbolismos políticos… Celebrar la Purísima, la Inmaculada Concepción de María, es principalmente cultural. Es la expresión más pura del pueblo nicaragüense porque hacen ofrendas, muchas veces de regalos que apenas pueden darse el lujo de hacer. Algunas familias ahorran todo el año para celebrar la Purísima, para poder ofrecer un trago de chicha, un trozo de caña de azúcar, un limón o una naranja. Es una cultura de religión popular. Esta celebración es única en el mundo, no hay otra igual y realmente merece el más amplio reconocimiento, incluido el de la UNESCO como patrimonio inmaterial.
“Trasciende fronteras. Dondequiera que encuentres gente de Nicaragua, la encontrarás celebrando la Purísima, por lo que realmente es una fiesta nacional con carácter internacional…. El gobierno ha sido muy responsable respetando las tradiciones de la gente, respetando su fe, respetando lo que la gente en Nicaragua tiene que decir. En los barrios, la gente generalmente se queda en casa, por lo que las Purísimas son más sinceras, y la gente crea sus propios altares, organiza su canto y música. La gente realmente se apropia de estas Purísimas, llenas de verdadero cariño y generosidad.”
El Padre Antonio Castro, párraco de la Iglesia de la Misericordia en el Barrio Larreynaga en Managua. asevera que la Purísima es algo más que una tradición, «Es algo que se ha convertido en tradición y luego se ha transformado en ley, pero una ley natural, no legal, una ley moral, espiritual que las y los nicaragüenses celebran todos los años en los días previos a la Inmaculada Concepción cuando celebran la Gritería que se asocia particularmente con la histórica ciudad universitaria de Nicaragua, León.
“El grito ¿Quien causa tanta alegría? y la respuesta ¡La Concepción de María! caracterizan la celebración de La Purísima entre las familias nicaragüenses… ella es motivo de regocijo porque está con Dios, elegida por Dios como la madre de su Hijo, por lo que, naturalmente, en Nicaragua amamos a María por razones de nuestra cultura e identidad y ese amor por María refleja también nuestro amor y respeto por las mujeres de Nicaragua. Más allá de los fuegos artificiales festivos, refrigerios o brindis en su honor, refleja nuestro respeto por las mujeres en sus derechos a la dignidad y la autodeterminación como mujeres.
Diciembre en Nicaragua es un mes lleno de significado cultural, espiritual e histórico. también en muchas empresas e instituciones, en cárceles y hospitales, en todos los lugares de trabajo, públicos o privados, allí encontrarás veneración, canto y alabanza en honor a María y el compromiso de ver la figura de María en las mujeres de Nicaragua.
“Es un festival que pertenece a la comunidad, a las personas con fe en Dios. Aquí en las casas del pueblo las familias abren sus puertas para que cada casa se convierta en una iglesia donde la gente ore en la armonía del regocijo, la alegría de la unidad familiar y el amor que en sí mismo promueve un espíritu de fraternidad y paz que es lo que todos buscamos y le pedimos a María que nos ayude a convertirnos en constructores de paz que significa progreso, bienestar, crecimiento personal y estabilidad económica y emocional para la familia. Esa es la aspiración y el sentimiento detrás de esta fiesta mariana.”
En su entrevista el Padre Antonio también hace referencia al significado sincrético de María en América Latina ya que la Virgen de Guadelupe es un poderoso símbolo de identidad tanto en el sentido histórico de resistencia contra la opresión colonial, como también en el sentido contemporáneo del empoderamiento evolutivo de la mujer. Se cree que el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en México se encuentra entre los dos o tres lugares sagrados más visitados del mundo, después del Vaticano y la Meca. Mucha gente sugiere que, en Mesoamérica, la Virgen María se ha superpuesto a la deidad femenina nahualt Tonantzin que ocupa un lugar similar en la cosmogonía nahualt al de Yemaya u Oshún en la tradición yoruba, tan poderosa en el Caribe y Brasil. Asimismo, en Bolivia, los pueblos indígenas han asimilado la celebración colonial española de la Virgen María a su cosmogonía en la figura de la Pachamama, Madre Tierra.
Cualquiera que sea el significado cultural más profundo que pueda ser específico de La Purísima en Nicaragua, no hay duda de su poder inspirador como celebración popular de la vida, amor revolucionario a la humanidad y el poder redentor de la solidaridad. En ese sentido, la Purísima es un potente símbolo de resistencia popular yuxtapuesta contra la comercialización banal de la fiesta navideña y el egoísmo estéril y de mal gusto del capitalismo de consumo. Por eso también, entre muchas otras razones, la Purísima es tenida con tanto cariño y respeto por la Revolución Popular Sandinista.
Diciembre también es un mes de amargos recuerdos para el pueblo nicaragüense, como la noche del 23 de diciembre de 1972 cuando un terremoto de 6,2 grados Richter destruyó nuestra ciudad capital, Managua, matando a decenas de miles e hiriendo a cientos de miles en cuestión de segundos. Recuerda el investigador académico Miguel Ayerdis que ese terrible acontecimiento ayudó a que todas y todos pudieron darse cuenta que el sistema de gobierno opresivo y corrupto de la familia Somoza amenazaba directamente a la vida de todas y todos los nicaragüenses. Comenta el compañero Ayerdis. «En la práctica, el terremoto profundizó la crisis política del régimen. En ese entonces Nicaragua tenía enormes índices de pobreza y exclusión, y el terremoto vino a empeorar problemas como el acceso al trabajo, la vivienda, la educación digna, la salud… la pobreza se agudizó».
52 años después de ese devastador terremoto que destruyó Managua, el gobierno del Pueblo Presidente ha hecho posible que millones de nicaragüenses de todas las edades han estado participando durante años con gran compromiso cuatro veces al año en meticulosos ejercicios multiamenazas de la defensa civil del año. Son ejercicios desarrollado con mucha responsabilidad y rigor por SINAPRED en estrecha coordinación que todas las instancias del Pueblo Presidente para capacitar a la población en cómo enfrentar de la mejor manera posible los múltiples posibles catástrofes, desde terremotos hasta incendios, tsunamis y huracanes.
Dos años después del devastador terremoto de 1972, diciembre de 1974 trajo esperanza al pueblo nicaragüense con una prueba de que la victoria contra la dinastía gobernante sedienta de sangre y respaldada por el imperio era realmente posible: La noche del 27, un escuadrón de guerrilleros sandinistas, llamado en honor al héroe revolucionario Juan José Quezada, tomó una fiesta celebrada en la casa del ministro de Somoza, José María Castillo, tomando muchos rehenes de renombre, entre ellos varios miembros del cuerpo diplomático y funcionarios destacados del régimen. La operación resultó en la liberación de muchos sandinistas de la cárcel, entre ellos el Comandante Daniel Ortega Saavedra. No fue solo una tremenda victoria sobre la dictadura, sino también una señal de que el Frente Sandinista había terminado su largo período de silenciosa acumulación de fuerzas, y ahora estaba listo para comenzar el asalto final contra la dictadura: Cinco años después, en julio de 1979, la dictadura había caído y América Latina había logrado una nueva revolución victoriosa.
Por otro lado, el 11 de diciembre de 1978, el sacerdote y poeta asturiano Padre Gaspar García Laviana murió en combate contra las fuerzas de la dictadura en el departamento de Rivas. El Padre Gaspar, también conocido por su nombre de guerra, Comandante Martín, se convirtió en un símbolo de solidaridad internacionalista y amor por el pueblo nicaragüense. El Padre Gaspar llegó a Nicaragua en 1969 para trabajar como misionero en el municipio de Tola, en Rivas, ahora famoso por sus eventos internacionales de surf. Allí el Padre Gaspar trabajó con campesinos pobres y fue testigo de todo el terror y la represión desatada por el régimen contra quienes se atrevieron a reclamar los derechos de las familias de trabajadores rurales a la tierra.
El Dr. Luis Lovato Blanco, de la Universidad Nacional Autónoma de Managua, ha sido muy comprometido en preservar la memoria y el legado de Laviana y comenta que el Padre Gaspar «tomó una postura radical, especialmente después de darse cuenta de cómo era realmente la dictadura militar de Somoza, en particular la corrupción de los altos mandos de la Guardia Nacional… estas actitudes corruptas y represivas dentro de la Guardia lo llevaron a tomar contacto con algunos cuadros sandinistas, especialmente con Camilo Ortega».
En los días del Padre Gaspar, el mes de diciembre significaba muerte y combate. Ahora en este nuevo mes de diciembre, el gobierno anuncia planes para desarrollar aún más la ya impresionante infraestructura del país añadiendo a las nuevas carreteras, puentes, hospitales y escuelas un nuevo aeropuerto internacional y un nuevo puerto de aguas profundas en Bluefields, ambos proyectos ya en proceso de desarrollarse. Además, con las nuevas reformas a la Constitución y las leyes asociados para fortalecer la soberanía nacional, se ha consolidado y profundizado todavía más la dignidad e independencia de esta Nicaragua revolucionaria y su Pueblo Presidente. Es otro mes de diciembre iluminado con el espíritu de amor y entrega de nuestros héroes y mártires que augura más y mejores avances seguros hacia un futuro de nuevas victorias de esta revolución de Luz, Vida y Verdad.
* Este artículo está basado basa en material de diferentes autores y entrevistas originalmente publicado en inglés, ahora traducido al español.