El cine mexicano perdió a una de sus máximas figuras este 28 de noviembre, con el fallecimiento de Silvia Pinal a los 94 años, víctima de complicaciones derivadas de una infección urinaria.
Conocida como “la última diva del cine mexicano”, Pinal deja un legado monumental que abarca cine, teatro, televisión y producción.
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Desde su debut en los años 40, Silvia brilló como una figura polifacética y pionera. Fue musa de Diego Rivera, quien inmortalizó su belleza en un icónico retrato que aún adorna su hogar en el Pedregal, CDMX.
También fue dirigida por el maestro Luis Buñuel en tres filmes clásicos: Viridiana, El Ángel Exterminador y Simón del Desierto.
Sobre Silvia Pinal
Este logro la convirtió en objeto de admiración, incluso de figuras como Catherine Deneuve, quien confesó envidiar su cercanía con el legendario director español.
Entre las tragedias que marcaron su vida destaca la muerte de su hija Viridiana en un accidente en 1982, un golpe que jamás superó.
Aun así, Pinal continuó demostrando su fortaleza al producir éxitos teatrales como Mame, y al liderar el emblemático programa Mujer, casos de la vida real, con el que marcó a generaciones durante 23 años.
Desde tacos de chicharrón en su infancia hasta sus memorias como joven actriz, Silvia Pinal vivió intensamente.
Su carrera fue un testimonio de pasión, innovación y entrega, dejando huella como actriz, productora y empresaria.
Hoy, su legado trasciende generaciones y fronteras, recordándonos que Silvia Pinal no solo fue la última diva del cine mexicano, sino un ícono eterno de la cultura hispana.