Un estudio italiano de 2019 descubrió que las personas que comían alimentos condimentados con chile cuatro veces por semana tenían un menor riesgo de muerte en comparación con las que nunca comían chiles.
Y en 2015, investigadores de China, que examinaron el consumo de chile y la salud de casi 500,000 adultos chinos, descubrieron que comer chiles se asociaba con un menor riesgo de muerte. Los que consumían alimentos picantes casi todos los días tenían un 14% menos de riesgo de muerte que los que lo hacían menos de una vez a la semana.
“Las principales conclusiones fueron que una mayor ingesta de alimentos picantes está relacionada con un menor riesgo de mortalidad, sobre todo de muertes por cáncer, cardiopatías y enfermedades respiratorias”; afirma el investigador Lu Qi, profesor de nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard, Estados Unidos.
Es importante recordar que el estudio chino realizó un seguimiento de los participantes durante una media de siete años. Por tanto, aunque el chile tuviera un efecto protector sobre la salud de los participantes, en lugar de que las personas que lo consumían estuvieran más sanas de entrada; el efecto probablemente se acumularía con el tiempo, no en semanas o meses.
Datos sobre el consumo de chile
Qi intentó separar los efectos del consumo de chile de todo lo demás controlando la edad, el sexo, el nivel educativo, el estado civil, la dieta y los factores del estilo de vida, como el consumo de alcohol, el tabaquismo y la actividad física.
Según él, el menor riesgo de enfermedad relacionado con el consumo de chile puede deberse en parte a la capsaicina. “Se ha observado que algunos ingredientes de los alimentos picantes, como la capsaicina, mejoran el estado metabólico, como los perfiles lipídicos -el colesterol en la sangre y la inflamación; lo que puede explicar en parte las observaciones de nuestro estudio”, afirma Qi.
Varios estudios también han demostrado que la capsaicina puede aumentar la cantidad de energía que quemamos y disminuir nuestro apetito.
Zumin Shi, profesora asociada del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad de Qatar, descubrió que el consumo de chile se asocia a un menor riesgo de obesidad y es beneficioso para la hipertensión. Así que cuando estudió los efectos del consumo de chile en la función cognitiva, esperaba un éxito rotundo.