Científicos han desarrollado una nueva clase de antena capaz de convertir señales de radiofrecuencia (RF) y de Bluetooth en electricidad. Esta tecnología, basada en principios de física cuántica, podría alimentar sensores y otros dispositivos pequeños aprovechando señales ambientales que de otro modo se perderían.
El término “rectenna” proviene de la combinación de las palabras “rectifying” (rectificador) y “antenna” (antena). Este componente capta ondas electromagnéticas, como las de Wi-Fi y Bluetooth, y las convierte en corriente continua (DC) eléctrica. El proceso involucra primero la captura de señales como corriente alterna (AC) a través de la antena; para luego convertir esta corriente en electricidad DC mediante un circuito rectificador.
La rectenna recientemente desarrollada se basa en principios de “spintrónica”, un campo de la física que estudia el giro de los electrones y su relación con los campos magnéticos. Los investigadores utilizaron “junctions magnéticas túneles” (MTJ), que consisten en una capa delgada de material aislante entre dos capas magnéticas. Estos MTJ pueden convertir señales de RF en electricidad al influir en el giro de los electrones.
La nueva rectenna tiene el potencial de alimentar dispositivos del Internet de las Cosas (IoT) y sensores utilizando señales de RF muy débiles. Esto podría reducir la dependencia de las baterías y el consumo de energía en redes inalámbricas. En un experimento, el equipo demostró que un array de rectennas podría alimentar un sensor de temperatura comercial utilizando solo señales de RF de menos 27 dBm.
Nueva obtención de electricidad
Aunque se ha sabido desde los años 60 que las rectennas pueden generar electricidad a partir de señales de RF, los métodos anteriores requerían que la energía se dirigiera directamente al dispositivo, como en el caso del helicóptero controlado por microondas en 1964. La nueva tecnología aprovecha señales ambientales mucho más débiles; lo que representa un avance significativo.
Los investigadores esperan que esta tecnología pueda reducir los costos ambientales asociados con el funcionamiento de redes inalámbricas. Al disminuir la necesidad de baterías y el consumo de energía en dispositivos pequeños; esta innovación podría contribuir a un futuro más sostenible.