Derek Jeter se despide del béisbol como pelotero este fin de semana, llevándose su mística, el icónico número 2 en su camiseta y cinco anillos de campeón de la Serie Mundial.
Durante buena parte de sus décadas con los Yanquis de Nueva York, Jeter aceptó con elegancia el papel de rostro de las Grandes Ligas, testigo de escándalos y el ocaso de dinastías.
Jeter permaneció indemne, mientras que la imagen de Barry Bonds, Alex Rodríguez, Roger Clemens y Ryan Braun se mancillaba. Siguió incólume, pese a la huelga de 1994, el Informe Mitchell. Presente en los entrenamientos de primavera y en los juegos de octubre, inclusive en un memorable noviembre.
Cuando Jeter se marche discretamente del camerino del equipo visitante en el Fenway Park para pasar a la historia, los Yanquis perderá mucho más que se capitán. El deporte pierde a un futuro miembro del Salón de la Fama, un elocuente embajador del béisbol.
«Quedará un hueco que nadie podrá reemplazar», dijo el mánager de los Piratas de Pittsburgh Clint Hurdle. «Pero habrá otra oportunidad para alguien en alguna parte».
Quizas en Pittsburgh o Los Ángeles o en una docena de otras ciudades, donde de una generación de estrellas están dispuestas a tomar la posta que Jeter tuvo durante 20 singulares temporadas.
Pero a los candidatos no les gusta hablar de ello.
Trate de insistirle a Andrew McCutchen, Mike Trout o Bryce Harper si se consideran herederos de Jeter, y hablan «a lo Jeter»: ecuánimes y amables, pese a su que su desempeño en el terreno les señale como los que deben seguir los pasos de Jeter, Cal Ripken Jr., Mike Schmidt, Hank Aaron, Mickey Mantle y demás.
«La verdad es que no importa», indicó McCutchen, el vigente Jugador Más Valioso de la Liga Nacional. «Solamente quiero hacer lo correcto, jugar pelota de la manera correcta. Si alguien ponerme en esa categoría, pues adelante».
El jardinero central de 27 años ya logró algo que Jeter no debió lidiar: resucitar una franquicia moribunda que ahora es protagonista en los playoffs. Con sus largas trenzas que vuelan cuando corre como rayo por las bases, McCutchen tiene a los Piratas en su segunda postemporada seguida tras dos décadas de fracasos.
Lo suyo es una revolución que comenzó el 5 de marzo de 2012, cuando firmó una extensión de contrato que lo mantendrá con el uniforme negro y dorado hasta 2018.
No importó que los Piratas venían de su séptima temporada consecutiva con 90 derrotas. McCutchen anticipaba un futuro brillante en lo que otros consideraban que era una causa perdida.
Ahora, los Piratas se presentan otra vez en los playoffs liderados por un carismático y talentoso jugador que se ha convertido en la máxima figura deportiva de una ciudad en la que también se destacan Sidney Crosby (hockey) y Ben Roethlisberger (NFL).
Jeter, sin embargo, es dueño de una colección de anillos de Serie Mundial. Los dedos de McCutchen no tienen nada, salvo el de su anillo de boda.
Y quizás sea eso es lo que se necesita. Jeter se convirtió en Jeter por sus gestas en octubre.
«Se convirtió en una figura emblemático por sus números en la Serie Mundial y la postemporada», comentó el jardinero de los Atléticos Jonny Gomes. «Se lo ganó.
¿Quiere ser el rostro de Grandes Ligas? Tiene que lucirse en el momento más importante del año.
«Si Mike Trout gana la Serie Mundial este año, yo creo que sube al tope de la lista», dijo el primera base de los Yanquis Mark Teixeira. «Eso también se puede decir de Andrew McCutchen. Tenemos un puñado de talentosos peloteros jóvenes con futuro prometedor».
Buster Posey, el receptor de los Gigantes de San Francisco, ya cuenta con un par de títulos. Pero pasa tres horas cada noche con una máscara puesta, lo cual no es la mejor forma de elevar el perfil.
Quizás el nuevo rostro juega en otra región de California, donde Trout es la turbina de un equipo de los Angelinos de Los Ángeles que incluye a Albert Pujols y Josh Hamilton.
«Cuando hablas con otros managers, nadie titubea al señalar a Mike como el ‘MVP’ (más valioso), sino también como el mejor jugador de nuestra liga», subrayó el piloto de los Angelinos Mike Scioscia.
Pero Trout tiene competencia en su propio vecindario.
El zurdo Clayton Kershaw ocupó el segundo lugar en la lista de las camisetas de béisbol más vendidas, detrás de Jeter, y es el favorito para convertirse en el primer lanzador de la Liga Nacional desde Bob Gibson en 1968 que gana el premio al Jugador Más Valioso en el circuito.
Su compañero de los Dodgers Yasiel Puig podría meterse dentro del grupo, pero el versátil jardinero cubano es capaz de encandilar con jugadas sensacionales y luego cometer errores tontos.
Elogiado como el LeBron James del béisbol al salir en la portada de la revista Sports Illustrated cuando tenía 16 años, el jardinero de los Nacionales Bryce Harper precisa pulir su talento.
Harper comentó que Jeter es «irremplazable», y el jugador de 21 años insistió que no se desvive pensando sobre su sitial en la jerarquía de las mayores.
«Eso le corresponde a los fanáticos, lo que ellos prefieren. Los niños deciden a quién deben admirar, quién debe ser un héroe y cómo se debe jugar la pelota», dijo Harper. «Si existe alguien en esta liga, hay que dejar que los fanáticos se encarguen de identificarlo».
Y eso se hará tras el retiro de Jeter.
«Se le echará de menos, pero él no es el dueño del béisbol», dijo el receptor de los Piratas Russell Martin, quien jugó con Jeter durante dos campañas. «El béisbol seguirá tras su adiós. No importa quien sea, el juego seguirá evolucionando, ojalá en la dirección correcta».
PITTSBURGH (AP)