Donald Sterling, que está luchando por evitar la venta de su amado equipo Los Angeles Clippers, convirtió el martes una sala de justicia en su escenario particular, arengando al abogado que le interrogaba, criticando a los médicos que le consideraron incompetente e insistiendo en que puede conseguir mucho más de los 2.000 millones de dólares ofrecidos por el equipo.
Al subir el martes al banquillo, a donde tendrá que regresar el miércoles, Sterling alternó entre declarar entre lágrimas su amor por su esposa, Shelly, y después menospreciarla describiéndola como una mujer intimidada por la «mala NBA» e incapaz de gestionar una operación financiera de ese calibre.
El multimillonario de 80 años también describió como «mercenarios» a los médicos que declararon que tiene Alzheimer, alegó que tenía mala memoria en referencia a algunas de sus declaraciones más polémicas, y declaró que podía superar la oferta de 2.000 millones de dólares ofrecidos para comprar los Clippers con 10.000 millones de dólares, vendiendo los derechos de televisión a Fox y ganando una demanda antimonopolio que ha presentado contra la NBA.
La NBA ha intervenido para expulsar a Sterling de los propietarios de equipos debido a comentarios racistas que hizo a una novia.
Sus abogados han rechazado la autoridad de Shelly Sterling en el fondo familiar para cerrar un acuerdo de forma unilateral y vender el equipo al ex director general de Microsoft Steve Ballmer.
LOS ÁNGELES (AP)