James Rodríguez, el joven promesa de Colombia

La euforia en Colombia, país enloquecido con el fútbol, es ensordecedora y altamente contagiosa previo al partido a vida o muerte del viernes contra Brasil, anfitriona del Mundial.

Desde que Colombia apabulló 5-0 a Argentina en 1993 en un partido clasificatorio para Estados Unidos 1994, el país sudamericano de 48 millones de personas no había estado tan cautivado por el fútbol. El presidente, Juan Manuel Santos, se encuentra entre los devotos y planea asistir al partido del viernes.

Y hasta las FARC han reclamado su parcela entre la fanaticada. Antes del torneo, los negociadores rebeldes enviaron el equipo una carta que leía: «con gente como ustedes, seguro que llegaremos lejos». En 2006, un narcotraficante llamado Gustavo Upegui, afiliado con milicias de extrema derecha, fue asesinado en su dormitorio, pistola en mano, por un intruso.

Upegui dirigía el club Envigado, a las afueras de Medellín, y recientemente había adquirido los derechos de un adolescente al que intuía un futuro brillante. De hecho, ese jugador actualmente lidera la tabla de goleadores del mundial con cinco dianas.

Su nombre: James Rodríguez.

BOGOTÁ, COLOMBIA (AP)