Han pasado 7 años desde que Román González se coronó campeón mundial en aquella épica noche en Pacífico Yokohama y recuerdo vivir uno de mis mejores momentos en mi corta carrera como periodista, era mi segunda cobertura en suelo japonés, había estado junto a Román en aquella dolorosa derrota de José Alfaro ante Yosuke Kobori, viajé nuevamente una semana antes de aquel evento que indiscutiblemente era el de mayor expectación en nuestro país. Chocolatito de frente su primera oportunidad titular.
Recuerdo que alguien en el canal me dijo que miraba difícil que yo viajara a Japón y eso me motivó mucho y una vez en el avión me encomendé a Dios y agradecí mucho por esa oportunidad. Dos horas después fui testigo de la más grande turbulencia acercándonos a Miami, estoy seguro que en ese mismo vuelo estaba Edgard Rodríguez y Yader Valle, tremendo susto antes de dormir una noche ahí para el siguiente día salir hacia Narita haciendo escala por Dallas.
Para el largo vuelo me asignaron en la fila de en medio con dos asientos vacíos los que ocupé para intentar dormir, pero fue imposible a pesar que había tomado un par de pastillas, creo que la ansiedad destruyó el efecto, llegué al país del sol naciente cargado de mucha felicidad y expectación considerando el favoritismo que tenía el fenómeno nicaragüense a pesar que se enfrenta a un tipo de 7 defensas consecutivas.
La semana fue súper interesante, por primera vez visité el famoso parque del Nippon Budokan, fue ahí donde Chocolatito llevaba a cabo su corrin, el clima tenía temperatura baja y el entrenador Gustavo Herrera estaba tranquilo y muy enfocado en que en ese momento era la última parte del plan que desembocaría en el pesaje y obviamente la pelea.
Fuimos a la conferencia el viernes 12 de septiembre y recuerdo como si fuera ayer dos cosas: Yutaka Niida frío y de pocas palabras diciendo: mi velocidad será suficiente y Chocolatito por el otro lado tomando un trago de café antes de decir que no había viajado hasta Japón para perder semejante oportunidad.
«Chocolatito» ubicado en el piso 16 del Hotel Grand Palace tenía que marcar como máximo 105 libras, en la semana llegó a estar en 109 producto de ingerir un jugo del cual debía beber solamente una cantidad mínima pero no fue así, eso obligó a Gustavo Herrera-en ese momento entrenador de González- a arreciar el trabajo en la semana, el día del pesaje en el majestuoso Tokyo Dome Hotel el retador pinolero marcó 104.5, comió banano automáticamente al bajarse de la báscula luego se trasladó a comer spaghetti a la bolognesa en el restaurante del hotel. Por cierto esos eran años donde a Román no le gustaba ningún tipo de ensaladas.
Después de la ceremonia del peso inocentemente fui a los alrededores del Tokyo Dome para hacer mis presentaciones en cámara, no había terminado de decir la primera palabra cuando llegaron unos 4 policías tratándome de decir en su idioma que algo malo estaba pasando, hasta que apareció otro agente que hablaba un poco de inglés y me dijo que era prohibido hacer tomas del Tokyo Dome, gracias a Dios no fui arrestado y en todo ese difícil momento agarré y guarde mi equipo con mucha prisa, tomé un taxi y al llegar al hotel revisé y me faltaba el micrófono, se había quedado en las afueras del Tokio Dome, pensé que había quedado en el taxi pero no, el bendito artefacto estaba en la oficina de información del estadio. Obviamente alguien muy honrado lo llevó a ese lugar. Tremendo susto.
Por cierto toda la semana Román estaba atento respecto al viaje de su papa Luis González quien llegó solo hasta Japón, Chocolate padre comentó que fue una travesía llegar hasta Japón por que el asunto del idioma le complicó la llegada a suelo asiático.
Al siguiente día la pelea, era algo así como un centro de convenciones y donde nuevamente estaba nervioso e impresionado con la disciplina de los Japoneses incluso para gritar y apoyar al peleador local desde las tribunas, tenía un súper sitio para ver la pelea y una vez más me hinché de orgullo cuando sonó el himno de Nicaragua, Román salió con el himno de victoria su habitual canción para subir al ring para luego destruir a Yutaka Niida, la batalla duro hasta el 4to asalto justamente cuando la fiera del barrio la esperanza le había fracturado la nariz, después logramos saber que el peleador japonés tenía un oído reventado. El médico de la pelea fue muy responsable e indicó que Niida no debía seguir y el referí Mark Nelson obedeció al pie de la letra y oficialmente declaró el KO.
No pude detenerme y subí al ring a vivir más de cerca la celebración. Fue algo impresionante, el nuevo campeón mundial estaba inundado en lágrimas, para Niida fue la última pelea de su carrera, González literalmente lo retiró.
Lo primero que solicitó Román al bajarse del ring fueron sus guantes azules Cleto Reyes que usó para esa pelea. Chocolatito peleó con unas botas Asics rojas y blancas y las marcas que estaban en su pantaloneta eran ENITEL, AFINSA, ESTESA y PRODESA.
Debo agradecer la fineza con las que me trató el embajador Saúl Araña y su esposa. Una constante cada vez que viajamos a Japón.
Antes de convertirme en periodista deportivo mis 15 de septiembre -mientras estuve en secundaria- eran cuestión de trasladarme a Condega con la banda de guerra del colegio, que emocionante era eso, esa noche en Yokohama el día de la independencia volvió a ser especial.