Subyugado en un partido que ganaba 4-2 en el quinto set, Rafael Nadal rechazó en su diagnóstico que ahora le cueste más sentenciar a sus oponentes.
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No es cuestión de nervios, aseguró el español tras volver a estrellarse frente al umbral de los cuartos de final de un Grand Slam, cayendo el domingo por 6-1, 2-6, 6-4, 3-6, 7-6 (6) ante el francés Lucas Pouille en el Abierto de Estados Unidos.
«Tras ganar 14 (Grand Slams) y tantas veces en las semifinales, ¿sientes que eso es presión?», replicó Nadal con tono áspero cuando le consultaron sobre sus recientes resultados negativos en partidos a cinco sets, en los que ha perdido tres los últimos cuatro desde 2015. «Tengo 30 años, después de la carrera que he tenido, no es asunto de presión».
El revés ante Pouille, luego de una batalla de 4 horas y 27 minutos, alarga la agonía de Nadal en las cuatro grandes citas. Desde que perdió en los cuartos de final del Abierto de Francia el año pasado, el actual número cuatro del mundo no ha podido avanzar más allá de octavos de final en esos torneos. También es su primera temporada desde 2004 en la que no alcanza al menos los cuartos de final en los Slams.
¿Extraña no ser protagonista en esas instancias?
«No sé si es una cuestión de tiempo o no. El tiempo dirá», acotó Nadal, insistiendo que se siente capacitado para «estar arriba» y «pelear por los torneos grandes».
Aunque resaltó el mérito del triunfo de Pouille en un partido que «pudo haber ido para cualquier lado», Nadal recordó que estuvo dos meses y medio inactivo entre Roland Garros y los Juegos Olímpicos de Río para recuperarse de una lesión en la muñeca izquierda.
«Uno pierde cosas con el tiempo, pero no se pierden permanentemente», dijo Nadal. «A todo el mundo le llegan momentos en que las cosas le van peor, es parte de la vida del deportista y uno tiene que aceptar todos los momentos».
Pouille exhibió un vistoso repertorio de tiros en un duelo que parecía tener perdido. Debió remontar un 4-2 en contra en el quinto set y tampoco bajó los brazos al desperdiciar tres bolas de partido en el desempate.
Cerró el encuentro cuando dispuso de una cuarta oportunidad, metiendo un forehand por la paralela que culminó un peloteo de 16 tiros. Extasiado, el joven de 22 años se echó de espaldas para luego sacar la lengua.
«Creía que lo iba a ganar en el 6-4. No fue lo mismo en el 6-4», dijo Pouille sobre la pulseada en el desempate.
Al final de cuentas, fue a Nadal a quien le tembló la mano en el 6-6 al estrellar en la red una derecha tras una pelota que Pouille le había dejado servida en bandeja para sacarle provecho.
Desde la perspectiva de Pouille, la tensión terció en ese momento: «No podía creer que la fallase. Aunque sea uno de los mejores, sintió la presión».
El principal lamento de Nadal fue que no pudo «hacer más daño» con sus tiros.
Fue apenas la tercera victoria de Pouille a cinco sets, y todas han sido en sus últimos tres partidos. Ya se había hecho notar hace dos meses al acceder a la etapa de cuartos en Wimbledon.
Pouille lidera a un trío de franceses en cuartos en este US Open, ya que a primera hora sus compatriotas Jo-Wilfried Tsonga (9) y Gael Monfils (10) habían avanzado a la instancia. Se trata de algo inédito en la era abierta desde 1968, y la primera vez desde el Roland Garros de 1947 en el que tres franceses alcanzan la ronda.
Al menos uno estará en las semifinales, ya que Pouille y Monfils se medirán en el siguiente turno.
Tsonga dio cuenta 6-3, 6-3, 6-7 (7), 6-2 del estadounidense Jack Sock (26), mientras que Monfils despachó 6-3, 6-2, 6-3 al chipriota Marcos Baghdatis.
El US Open es el único grande en el que Tsonga no ha alcanzado por lo menos las semifinales, aunque el año pasado también accedió a cuartos. Sock era el último local que seguía con vida en el cuadro masculino. Monfils aún no ha cedido un solo set en el certamen.
Tsonga se las verá ahora con Novak Djokovic, el vigente campeón que alcanzó los cuartos de final del torneo por décimo año consecutivo. Djokovic recibió cuidados en el codo derecho en su contundente victoria 6-2, 6-1, 6-4 sobre el británico Kyle Edmund. El serbio finalmente disputó un partido completo tras competir un total de 31 minutos en los cinco días previos por lesiones de sus rivales en segunda y tercera ronda.
En el cuadro femenino, la letona Anastasija Sevastova siguió su inesperada marcha y la danesa Caroline Wozniacki su resurgimiento.
Agobiada por las lesiones y el rigor de los viajes, Sevastova decidió retirarse del tenis en 2013. Quería trabajar en el campo de la gerencia deportiva, por lo que se puso a estudiar mercadeo y contabilidad en Austria.
Pero decidió volver a jugar al inicio de la pasada campaña y ahora se instaló por primera vez en los cuartos de final de un grande tras vencer 6-4, 7-5 a la británica Johanna Konta, la 13ra cabeza de serie y semifinalista del Abierto de Australia a comienzos de año.
Fue su segunda gran sorpresa en este US Open. En la segunda ronda, Sevastova dejó en el camino a la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, la tercera preclasificada y campeona del Abierto de Francia.
«Juego mejor en mi segunda carrera ahora», señaló Sevastova, quien le quebró el saque 11 veces a Konta. «Ahora manejo mejor la presión».
Ahora se enfrentará con Wozniacki, dos veces finalista del US Open y que ha resurgido en la última semana con un par de victorias contra dos Top 10. La más reciente fue al imponerse 6-3, 6-4 ante la estadounidense y octava preclasificada Madison Keys.
También avanzó Roberta Vinci, la finalista de la pasada edición. La italiana Vinci (7) derrotó 7-6 (5), 6-2 a la ucraniana Lesia Tsurenko para pasar a los cuartos de final en Flushing Meadows por cuarta vez en cinco años.
Vinci se medirá a la alemana Angelique Kerber (2), quien doblegó 6-3, 7-5 a la checa Petra Kvitova.