Nació en República Dominicana pero dice que es ciento por ciento boricua. De chico, enfrentó el racismo en Estados Unidos peleando contra los que lo discriminaban. De adulto, encara a los que cuestionan su nacionalidad y lucha para representar orgullosamente a Puerto Rico en los Juegos Olímpicos.
Los juegos paralímpicos peligran
Jaime Espinal, medallista de plata hace cuatro años en Londres, se despidió el sábado de Río de Janeiro sin poder repetir su podio al caer 4-6 ante el cubano Reineris Salas en el repechaje por el bronce de la categoría de los 86 kilos de la lucha libre.
«Conocía a mi contrincante y sabía que era alguien que me ha ganado varias veces. Imposible no era, y por eso luché con todo», dijo Espinal. «Estoy un poquito triste, pero no con el corazón roto porque lo di todo, y así mueren los guerreros».
El puertorriqueño de 31 años dijo que se tomará un tiempo para reflexionar sobre su futuro. Por ahora, dice que tiene una oferta interesante con la WWE, la principal empresa de lucha libre de entretenimiento en Estados Unidos.
«A mí me gusta. Soy bastante carismático, pienso yo. Y me gusta el público, la gente. Creo que me iría bien», dijo sobre la posibilidad de incursionar en la WWE.
«Yo voy a buscar todas las ofertas y ver cuál es la mejor de todas. Si (la WWE) me ofrece una vida más cómoda y que sea a largo plazo, hace más sentido. Si en la lucha (olímpica) me ofrecen cosas, y es a largo plazo y más tranquila, pues me quedo en la lucha», apuntó.
Espinal llegó Puerto Rico a los cinco años, cuando su madre consiguió un trabajo como enfermera tras separarse de su padre. Su primer contacto con la lucha fue en la escuela a los nueve años.
«Yo estaba en una cancha de baloncesto…cuando vino un entrenador y me preguntó que si yo estaría interesado en hacer lucha. Y cuando él me dijo lucha, yo pensé que era la lucha libre, de la de las cuerdas, de las máscaras y el ring, y entonces le dije que sí», relató. «Al tiempo me di cuenta, que ‘pérate, esto no es lo que yo pensaba’. Pero ya para entonces yo ya tenía amiguitos ahí, y el entrenador se había convertido en mi figura paterna».
A los 12 años fue a su primera competencia internacional en Michigan, Estados Unidos.
«Me encantó la experiencia. Me monte en un avión y vi nieve por primera vez en mi vida», recordó. «Fue una experiencia para mi inolvidable, y fue ahí donde dije: ‘yo voy a hacer lucha»’.
Espinal contó que su madre había trabajado desde niña en República Dominicana, y cuando encontró una oportunidad para beneficiarse de un programa que le daba ayuda a familias de escasos recursos en Estados Unidos, la tomó. Su familia se mudó a Nueva York y Espinal se sintió fuera de su ambiente. Pero lo peor, dice, fue el racismo que sufrió en una escuela en Brooklyn y que lo llevó a usar la lucha como medio de supervivencia.
«Era bien fuerte», dijo. «Yo peleaba demasiado… la gente sabía que mi hermano y yo éramos luchadores y querían foguearse con nosotros. Como las peleas de nosotros eran bien entretenidas les hacíamos llaves, los tirábamos contra las mesas todo el mundo…quería probarse con nosotros».
Un día, durante una pelea, le mostraron una cuchilla. Espinal pidió a su madre regresar a Puerto Rico, donde trabajó como entrenador de lucha desde los 16 años. Pero aun no podía representar a Puerto Rico. Necesitaba la nacionalidad estadounidense y tuvo que esperar hasta pasados los 21 años para lograr competir por Puerto Rico.
Durante la ceremonia de apertura de los olímpicos de Río, la ex tenista Gigi Fernández cuestionó la decisión de que Espinal fuese el abanderado de la delegación puertorriqueña. Fernández, nacida en Puerto Rico, ganó el oro olímpico en dobles en 1992 y 1996, pero lo hizo representando a Estados Unidos, una decisión por la que fue criticada en su momento.
«Yo ya lo veía venir. No sólo de ella. Yo sabía que a todos no les iba a gustar que yo fuera el abanderado. Pero yo me crie en Puerto Rico y más puertorriqueño no puedo ser», dijo Espinal.
La primera vez que vio el tuit de la ex tenista, Espinal se quedó atónito, sin saber qué responder.
«Lo que hice fue contestarle la pregunta que ella había hecho, que era, ‘¿mira, doble estándar, tú eres puertorriqueño o dominicano?»’, indicó. «Y le contesté que nací en República Dominicana, pero que represento a Puerto Rico con mucho orgullo, y hasta la última gota que me quede en mi cuerpo, voy a representar a Puerto Rico».