Manu Ginóbili acababa de cumplir 21 años y ya era un diamante en bruto cuando disputó el mundial de básquetbol de 1998 con la selección argentina en Atenas. Era el bisoño en un plantel de veteranos en el debut internacional para el que, casi dos décadas después, es toda una leyenda del deporte con títulos en la NBA y un oro olímpico.
En la víspera de sus cuartos y últimos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, Ginóbili ahora acoge con gusto su nuevo papel: mentor de la nueva generación de basquetbolista argentinos. Y algunos de esos chicos que toman la posta ni siquiera recuerdan aquel torneo en Grecia en el que Argentina terminó octava, antes de empezar de lleno la era de la «Generación Dorada» de Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni y compañía.
«Puede ser que nosotros cuatro (incluyendo a Carlos Delfino) tenemos un trabajito extra en ese aspecto, pero lo hacemos con mucho gusto y sale natural porque uno vivió un montón de cosas», comentó el miércoles el escolta de 39 años tras su primer entrenamiento en Río, y a cuatro días del debut ante Nigeria. «Yo ya era profesional cuando algunos de estos nacían», agregó el jugador que debutó profesionalmente en 1995, el mismo año que nació el más joven del plantel actual, Gabriel Deck.
El oriundo de Bahía Blanca se refería a jugadores como Nicolás Brussino, de 23 años y quien fichó con los Mavericks de Dallas, y Patricio Garino, de la misma edad y que a partir de la próxima temporada será compañero de Ginóbili en los Spurs de San Antonio. Deck (21 años) y Marcos Delía (24) son otros dos que eran unos chiquitines cuando se realizó aquel mundial.
«Ayer (martes) les preguntaba si alguno se acordaba del mundial del 98», agregó Ginóbili. «Ninguno lo vivió. Sí, tenían tres, cuatro, cinco, seis años, pero no hay memoria, y yo ya estaba ahí».
La etapa más gloriosa del básquetbol argentino arrancó cuatro años después. Con Ginóbili, Scola, Nocioni y el ya retirado Fabricio Oberto a la cabeza, la Albiceleste consiguió la medalla de plata en el mundial de Indianápolis, un preámbulo a su mayor logro, el oro en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas.
Argentina sumó un bronce en los Juegos de 2008 en Beijing y perdió ante Rusia el partido por el bronce hace cuatro años en Londres.
Ginóbili admitió que, después de Londres, pensó que estaría retirado para cuando se disputasen los Juegos de Río. Así que el torneo sirve como su despedida oficial de la selección y, por qué no, una última oportunidad para colgarse otra medalla.
«La verdad es que pensé que iba a estar retirado, uno no sabe bien cómo es la situación, generar expectativas, no autoilusionarse», señaló el escolta que renovó contrato con los Spurs por una última temporada. «Seguí compitiendo, me seguí sintiendo útil en mi equipo, sano y disfrutando el juego».
«Somos muy privilegiados, hay atletas que luchan toda su vida para estar en unos Juegos, y que pasan un montón de frustraciones y todo», sentenció. «Somos cuatro que estamos por cuarta vez acá».