La primera jornada de prácticas de la selección de básquetbol de Estados Unidos reunió a todo el elenco al completo que luchará por la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Entre los jugadores había uno que perfectamente podría haberse perdido esta fase de preparación en Las Vegas y el torneo magno en Brasil, pero que por ahora ha salido indemne de sus acciones, al menos en lo que respecta al coach, Mike Krzyzewski, y el director de la organización, Jerry Colangelo.
El ala-pívot de Golden State Warriors, Draymond Green tiene un juicio pendiente debido a un altercado en el que supuestamente se peleó con el exjugador de fútbol americano en Michigan State, Jermaine Edmonson, a la salida de un restaurante. El proceso se celebrará el 24 de julio y el contraste es evidente: Edmonson fue transferido fuera del equipo y Green practicó este lunes junto al resto de sus compañeros.
El campeón del título de la NBA con Golden State Warriors en 2015 habló, a su manera, sobre su situación.
«Todo el mundo está preocupado, pero al final soy una figura pública, un tipo que representa a este país y es algo más grande que esto. Es más grande que cualquiera de los jugadores de este equipo. Eso es lo que hay que recordar», afirmó.
El final de la temporada fue especialmente difícil para Green. La acumulación de faltas técnicas hizo que se perdiera el Juego 5 ante Cleveland Cavaliers en lo que fue el comienzo de la remontada de LeBron James y compañía para finalmente salir campeones (1-3 a 4-3) y vengar la derrota en las Finales anteriores.
Aquel episodio fue clave para que los Cavs agarraran algo de oxígeno antes de la estocada final, sin embargo, hubo otros que podrían haber salido caros al nuevo compañero de Kevin Durant.
La patada a Steven Adams, de Oklahoma City Thunder, durante el Juego 3 de las semifinales de la Conferencia Oeste le supuso una flagrante que a la postre impactaría en las Finales. La manera en la que perdió sus cabales se repitió, esta vez, bajo los efectos del alcohol según varios reportes.
«Mi abogado está ocupándose de todo. Lo dejé en sus manos mientras yo tengo la oportunidad de competir por una medalla de oro. No dejas que nada te distraiga por el camino. Esto no se trata de mí. No se trata de nadie de este equipo. Es cuestión de salir a defender nuestro país de la mejor manera, así que todo lo demás es secundario», agregó con tono de político.
Green apeló al patriotismo para evitar asumir su parte de culpa en una acción que manchó su imagen.
Los precedentes ya le colgaron el cartel de niño malo en competición, algo que se extendió más allá de las duelas hace una semana.
Blake Griffin es el caso más reciente de un jugador NBA incapaz de controlarse.
El ala-pívot de Los Angeles Clippers se fracturó una mano tras agredir a un miembro del equipo de utilleros del equipo angelino. La liga le sancionó con cuatro partidos.