Después de tomar la decisión más importante de su carrera, Kevin Durant permaneció dos días sin salir de su casa.
El sí a Golden State Warriors significó un cambio de rumbo atractivo en lo personal aunque sujeto a provocar disgustos varios. Primero a los integrante de Oklahoma City Thunder, la organización que heredó la franquicia de Seattle Supersonics, la cual le eligió en el draft de 2007.
Allí pasó nueve años. Después a su excompañero y amigo, Russell Westbrook, cuya relación ha sufrido un pequeño contratiempo; y por último, a los aficionados de Oklahoma City Thunder. A partir de ahí, se sucedieron críticas llegadas desde todas las esferas: analistas, directivos, jugadores e incluso el comisionado, Adam Silver, quien reconoció no estar de acuerdo con el desequilibrio en la liga.
Durant siempre fue consciente del huracán que provocaría su decisión y durante alrededor de 48 horas prefirió permanecer en su hogar, rodeado de su familia más cercana mientras el resto del Universo deportivo temblaba, lloraba y reía a partes iguales.
Dos días después todavía no salí de casa por si alguien me estaba esperando y me atropellaba por la espalda , declaró en broma. Nunca pasé por algo así en mi vida. Pero también mucha gente se me acercó, me dio la enhorabuena y me deseó buena suerte. Me quedé en casa tratando de procesarlo todo con mi familia y estar apoyado. Me sentí diferente después de tanto tiempo en una organización y hacer un cambio como este que nadie esperaba que fuera a suceder y que yo tampoco pensé que fuera a hacer. No sabía cómo iba a ser recibido después. Pero en un punto me dije, la vida sigue, qué más da, así que lo afronté, esgrimió.
Prefirió esa manera de digerir lo que acababa de hacer porque las pasiones eran incontables de uno u otro lado. Durant llegó a la conclusión de que la posibilidad de una avalancha de críticas no podía condicionar su deseo de formar parte de unos Warriors que cuentan con el dos veces Jugador Más Valioso, Stephen Curry, como mayor de varios atractivos.
No puedo dejar de tomar una decisión en mi vida porque todo el mundo vaya a estar disgustado por ello. Me puse a mí mismo primero y pensé en lo que realmente quería. Esto es lo que deseaba. Veremos qué pasa. Tan solo experimentaré. Siempre pienso en el básquetbol, así que si me enfoco en ello no me preocuparé de si soy un héroe o un villano. Me concentro en la gente que se mantiene positiva, me tiene en cuenta y me empuja hasta el límite. La vida sigue, apuntó.
Relajado, complaciente con las preguntas y ofreciendo respuestas largas y tendidas, Durant se mostró de lo más cómodo en su primera jornada de prácticas en Las Vegas junto a los otros 11 integrantes del Team USA que representarán a EEUU en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Sonriente, como si se hubiera quitado un peso de encima, como si su decisión le hubiera despojado de una carga que arrastró durante los últimos años.
Contento por el reto del Team USA y exultante por formar parte de uno de los mejores equipos de la historia de la NBA sobre el papel. Sin remordimientos más allá de los que sintió los primeros días después de tomar la decisión.
Durant tuvo que enfrentarse a la situación de saludar a antiguos miembros de la franquicia durante la primera jornada de prácticas. A algunos no los veía desde los playoffs. Hubo rareza en algunos casos y también un sentimiento de confort al compartir duela con dos de los compañeros que tendrá a partir de octubre: Draymond Green y Klay Thompson. No hay ningún signo que evoque arrepentimiento alguno por todo lo que se le vino encima al JMV de 2014. Todo es positivo para él y la confianza en que la mayoría de la gente le adora es evidente.
Por suerte, tengo fans y familia que me apoyan sin importar lo que haga. Podría retirarme ahora o ponerme a jugar al tenis que todavía me querrían. Si pienso en ellos, todo está bien.
Lo contrario sería lo más parecido que hay al tormento mental autoprovocado. Durant no tiene tiempo para pensar en el qué dirán, tampoco en si fracasa el proyecto que más ampollas ha levantado en la liga desde los cambios de rumbo de LeBron James.