Soldado brasileños patrullaban el sábado las calles de Río de Janeiro, revisando algunos puntos de la ciudad que estarán bajo la lupa cuando comiencen los Juegos Olímpicos en menos de cuatro semanas.
Vehículos blindados y camiones con tropas acompañaban a los soldados vestidos con uniformes de camuflaje y cascos, con rifles de alto calibre colgados del hombro. Los soldados abarcaron toda la ciudad, desde la Playa Copacabana hasta la estación central, pasando por la remozada zona portuaria.
La alta tasa criminal en Río es una de las principales preocupaciones para los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica, junto con la epidemia del zika, la contaminación del agua, la recesión económica y la baja venta de boletos.
Además, la presidenta Dilma Rousseff encara un juicio político que probablemente comience justo cuando terminen los Juegos.
«Estamos patrullando y revisando las zonas donde podemos estar durante los Juegos», dijo el vocero del ejército brasileño, coronel Mario Medina.
Indicó que el despliegue total de soldados comenzará el 24 de julio, y continuará hasta los Juegos Paraolímpicos. Los Juegos Olímpicos se realizarán del 5 al 21 de agosto, y los Paraolímpicos del 7 al 18 de septiembre.
Río utilizará unos 85.000 soldados y policías para ofrecer seguridad durante los Juegos, aproximadamente el doble que hace cuatro años en Londres. Se esperan unos 10.500 atletas y entre 300.000 y 500.000 visitantes extranjeros durante la justa.
«No tendremos ningún problema durante los Juegos», afirmó el sábado el alcalde de Río, Eduardo Paes. «Diría que Río será el lugar más seguro del mundo durante ese período».
El estado de Río de Janeiro se declaró en un estado de emergencia financiero, lo que ha retrasado el pago a policías y empleados de los hospitales, lo que suma preocupación a una ciudad que ha tenido un problema histórico con el crimen.