Inglaterra llegó a Marsella como uno de los candidatos a ganar la Eurocopa. Y sus hinchas se hicieron notar. El ambiente era denso en Marsella, sede del partido. Hace tres días que los hooligans han causado hechos de violencia en las calles de la ciudad. Por eso el cotejo en el Velodrome generó morbo. Más aún conociendo la estadística negativa de los ingleses: nunca han ganado en su debut en Eurocopa. Ante los rusos, anfitriones del próximo Mundial, extendieron la maldición. Empataron 1-1.
Pese a la juventud de sus nombres, la selección inglesa se postulaba como una de las más atractivas de la competeción. Sin embargo, y pese al poderío en el primer tiempo, no pudieron doblegar a la zaga rusa. Ni Lallana ni Kane ni Rooney lograron anotar en el arco de Akinfeev. Así se fueron al descanso, con Inglaterra empujando y Rusia resistiendo.
En el complemento, el libreto fue el mismo. Los dirigidos de Leonid Slutski intentaron salir un poco más, pero Inglaterra tenía más fútbol. Sin embargo, la desesperación comenzó a invadir el espíritu de los ingleses. La maldición se asomaba con el correr de los minutos. Hasta que apareció la iluminación de Eric Dier.
El volante del Tottenham convirtió en gol un tiro libre cerca del área (73′). En la jugada Rooney amagó y Dier clavó su disparo en el ángulo superior izquierdo. La mala racha estaba muerta. Pero resurgió en el epílogo. Glushakov ganó por arriba en el descuento y sepultó las ilusiones de los ingleses presentes en Marsella.
Así Inglaterra no puede vencer sus miedos y suma otra frustración en la Eurocopa. La candidatura vuelve a ser cuestionada por una maldición que se niega a morir.