Es inevitable que Anderson Varejão haya aterrizado en Cleveland con un agudo sentimiento de nostalgia. El pívot responde con paciencia a las mil y una preguntas sobre qué siente, qué piensa, qué recuerda y otros muchos ‘qués’ de su época en la ciudad de Ohio. En medio del interés mediático, un periodista brasileño comienza su cuestión con un «usted pasó 15 años en los Cavaliers…», pero el jugador le corrige: «Fueron 12».
«Era increíble ver cómo los fans se ponían una peluca de mi pelo», confesó un Varejão que no olvidará ese detalle de cariño de la afición. «Sé lo especial que Cleveland fue para mí. La ciudad, los fans… todo lo que hicieron por mí cuando llegué y ni siquiera hablaba inglés. Estoy de lo más agradecido».
Tanto que hay un cierto sentimentalismo bizarro en su regreso al Quicken Loans Arena por primera vez desde que se marchó a mitad de esta temporada. Por sorpresa, haciendo las maletas de manera abrupta por obra y gracia del ‘business’, de la rapidez con la que se ejecutan los deseos en la NBA. Los amigos, sus compañeros, su familia, el calor de una afición entregada a los encantos del internacional con Brasil, los que confiaron en él para que recalara en la NBA.
La morriña tiene varios niveles para el primer jugador de la historia en formar parte de un plantel campeón de la Conferencia Este y de otro del Oeste en el mismo año. Tres Finales le avalan, cero títulos, aunque eso cambiará este año, ya que el ala-pívot estará en posición de recibir un anillo sin importar el equipo que quede campeón.
«Mi concentración está en ganar con los Warriors, no he pensado en esto», agregó quien participó en 31 encuentros con Cleveland antes de su marcha. Quién quiere perder la oportunidad de ganar un campeonato con el equipo que representa en la actualidad y recibir el anillo del plantel que te venció pero al que llegaste a ayudar. Nadie, por eso la tesitura es cuanto menos anecdótica.
Varejão no ha tardado en ganarse el corazón de la fanaticada de los Warriors. Su papel secundario ha salido a relucir en varios momentos. Durante el Juego 1 de las Finales le valieron 3 minutos sobre la duela para arañar tres personales en ataque que devolvieron posesiones clave a la segunda unidad de los californianos. Finalmente la banca acabó teniendo un impacto absoluto en el marcador final al superar a la segunda unidad de los Cavaliers por una diferencia de 35 puntos (45-10). También agarró un rebote y brindó una asistencia.
«Todo cuenta. Hay que estar preparado para salir y ayudar al equipo. Más aún en unas Finales de la NBA», agregó después de no salir en el Juego 2.
Está por ver si Kerr le hará jugar en este tercer encuentro clave que servirá para mantener con vida a los Cavaliers o ampliar la ventaja de los Warriors, que llegan con 2-0 en la serie.