La bomba falsa encontrada en Old Trafford plantea dudas respecto a la seguridad en uno de los estadios más importantes del mundo y es un recordatorio de lo vulnerables que pueden ser las instalaciones deportivas en la antesala del Campeonato Europeo y de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Man U decidió no correr riesgo alguno cuando se encontró un teléfono móvil pegado con una cinta en un baño del estadio poco antes del inicio de un partido con Bournemouth el domingo. Dispuso la suspensión del encuentro y la evacuación del estadio.
Expertos en explosivos hicieron detonar el aparato, que resultó ser parte de un ejercicio de seguridad llevado a cabo por una empresa privada el miércoles de la semana pasada.
«Fiasco es la palabra indicada», dijo el lunes el alcalde de Manchester Tony Lloyd. «Desde ya, United es una gran organización… (pero) el servicio de seguridad no pilló algo que debió haber pillado».
Mucha gente que estuvo en el estadio elogió la forma en que se llevó a cabo la evacuación, aunque Sharryn McKelvie, quien trabaja para los servicios de seguridad de la Universidad de Edinburgo, opinó que los mensajes por los altoparlantes «estaban empezando a causar pánico en algunos».
«Me parece escandaloso que hoy por hoy, un club de nivel mundial como United no tenga un protocolo que le haga inspeccionar todo después de un ejercicio de estos», afirmó. «La estupidez de alguien fue lo que causó todo este caos».
Desde los ataques del año pasado en París hay alta tensión en los espectáculos deportivos. Los clubes de la Liga Premier inglesa han reforzado sus medidas de seguridad, revisan todos los bultos y a las personas en los ingresos a los estadios. También hay revisiones de automóviles.
A menos de un mes de la Eurocopa, Francia se mantiene en estado de emergencia, derivado de los ataques de París en los que murieron 130 personas. El primer ministro Manuel Valls quiere prolongarlo para que rija durante el torneo y durante el Tour de Francia, pero la iniciativa tiene que ser aprobada por el Parlamento.
«Si bien este incidente fue un error desafortunado», expresó a la AP Malcolm Tarbitt, del Centro Internacional de Seguridad en el Deporte, «es un recordatorio de los riesgos que enfrenta hoy el deporte».
El partido United-Bournemouth se jugará el martes y el cambio de fecha podría costarle unos 4 millones de dólares al local Manchester, por las compensaciones que deberá pagar a los hinchas y a la policía.