Habrá derbi madrileño en Milán. Real Madrid avanzó a la final de la Champions League al vencer por 1-0 al Manchester City gracias a un autogol de Fernando.
Nada hizo que el Real Madrid perdiera la calma. El gol obligado para pasar la eliminatoria, y a disfrutar de una tarde primaveral. Manchester City resultó cualquier cosa menos amenazador. Errático e inseguro en defensa; indeciso en ataque. Los de Zidane se hicieron con el control del partido casi por inercia, al ver que el rival no oponía la mínima resistencia y deambulaba por la cancha sin saber por dónde moverse; dejando a los locales imponer el juego que quisieron.
Viéndose poco exigidos y con campo abierto, los locales se lo tomaron con toda la tranquilidad. Tenían razones para ello. Cristiano, que volvía después de semana y media fuera por lesión, no estaba en condiciones de forzar la maquinaria y en la media les faltaba la pieza que mantiene unido al bloque, Casemiro. Así que se limitaron a evitar a manera de lo posible las escapadas del City y dejar el resto a Modric, que repartía balones esperando a que alguno los ‘galgos’ de enfrente, Cristiano, Gareth Bale y Jesé, resolvieran en un sprint.
Fue Bale, aunque pudo ser cualquiera de los tres. Un tanto que la UEFA acabó dando como autogol de Fernando, quien llegó a cortar la jugada al mismo tiempo en que Bale disparaba. El balón se estrelló en el interior del segundo poste antes de meterse en la portería de Hart. Fue entonces, a los 20 minutos, cuando los merengues se dieron el lujo de mostrar emociones celebrando por todo lo alto.
Los hombres de Pellegrini apenas corrían. Yaya Touré, cuando lograba intervenir, era porque estaba perdiendo la disputa de un balón con Modric. Por la banda no se le vio jamás. Agüero, de nuevo, no fue ni la sombra de ese delantero con el que sueña Florentino Pérez; permanentemente desconectado del resto del equipo y anulado por los centrales. Por ahí Fernandinho tuvo la audacia de intentarlo de larga distancia al primer descuido de Carvajal y Pepe, pero se la dejó fácil a Keylor.
Madrid seguía intentando casi por obligación y por lo mismo fallando las más fáciles; Modric la mandó fuera con la puerta vacía, mientras Cristiano, que se tocaba la pierna constantemente hacia el final de la primera parte, se perdió otras dos. Bale, otro que de repente se llevaba la mano al muslo, fue bajando el ritmo limitándose a liderar un contraataque de vez en cuando y repartiendo juego cuando le quedaba lejos a Modric.