Dusty Baker busca poner orden en Washington

Dusty Baker se había resignado a la idea de que no volvería a dirigir en las Grandes Ligas.

En el lapso de dos años, desde que fue despedido tras su tercera zafra de 90 victorias en sus últimos cuatro años con Cincinnati, Baker se quedó esperando llamadas al abrirse plazas de manager en Seattle, San Diego y Detroit. Había quedado como segundo en la lista de candidatos de Washington para reemplazar a Matt Williams.

Inesperadamente, el elegido Bud Black y los Nacionales no se pusieron de acuerdo en la parte económica y así, de descarte, Baker encontró su cuarto equipo.

Con 66 años, Baker será el segundo piloto más viejo en las mayores, solo por detrás de Terry Collins de los Mets, el equipo que en 2015 tumbó a Washington del primer lugar en la división Este de la Liga Nacional.

«Este es mi cuarto y último equipo, y si hay que comparar, este es el que tiene el mayor talento», valoró Baker

¿Tanto así? Al acometer su 21ra campaña como dirigente huelga recordar que Baker ha dirigido a estrellas como Barry Bonds en San Francisco y Sammy Sosa con los Cachorros.

Todavía es objeto de asombro cómo fue posible el derrumbe de los Nacionales la pasada temporada, en la que Williams se vio impotente mientras la cohesión del equipo se desintegraba.

Al menos en los papeles, lo que sostiene Baker es cierto al heredar un plantel en el que sobresale Bryce Harper, el vigente Jugador Más Valioso. También puede disponer de una rotación abridora comandada por Max Scherzer y Stephen Strasburg.

Quizás las dotes de liderazgo de Baker —siete postemporadas, tres veces elegido como Manager del Año y una marca de por vida de 1.671-1.504, sean lo que Washington necesita para recuperar el trono de su división.

Para el receptor Wilson Ramos, la clave la tienen los jugadores, asumiendo el reto con una cuestión de amor propio.

«Todo tenemos que remar juntos, despejar la mente y salir a cumplir tu trabajo este año», señaló Ramos. «Si se juega con armonía, vamos con una gran posibilidad de ganar muchos juegos».

Hay más mesura en el tono. Nada cercano al «¿dónde está mi anillo?» que Harper disparó tras la contratación de Scherzer en la agencia libre.

—DIAGNOSIS

Más allá de los problemas como el incidente en el que el cerrador Jonathan Papelbon sujetó de la garganta a Harper en la cueva en septiembre, las lesiones le pasaron factura a los Nacionales.

Cinco titulares pasaron por la lista de lesionados, sin alcanzar los 100 juegos disputados en 2015: Anthony Rendón (80), Jayson Werth (88), Ryan Zimmerman (95) y Denard Span (61). Dos de sus abridores también estuvieron fuera en algún momento, Strasburg y Doug Fister.

A diferencia de años anteriores, el gerente Mike Rizzo no orquestó adquisiciones de alto impacto. Entraron en la competencia por el jardinero Jason Heyward, pero fueron superados por la oferta de los Cachorros de Chicago.

Muchos se fueron: los abridores Jordan Zimmermann y Fister, el campocorto Ian Desmond, el tercera base Yunel Escobar, el jardinero Span y el relevista Drew Storen.

Vía la agencia libre, importaron al segunda base Daniel Murphy, ex de los Mets. Añadieron al jardinero central Ben Revere en un canje con Toronto por Storen. El resto quedó casi intacto.

Danny Espinosa pasa al campocorto mientras dejan que Trea Turner siga fogueándose en las menores. Gio González, Tanner Roark y Joe Ross redondean la rotación, con la posibilidad de que Lucas Giolito —señalado como el mejor prospecto de pitcheo del momento— debute más adelante.

—EL HOMBRE DE LOS 400 MILLONES

Su equipo no se clasificó a los playoffs, pero fue inobjetable darle a Harper el galardón de Más Valioso —el más joven en ganarlo unánimemente— tras una temporada en la que lideró las mayores en slugging (.649) y embasado (.460), además de batear para .330 con 42 jonrones, 118 carreras anotadas y otras 99 remolcadas. Apenas cumplió los 23 años en octubre.

El jardinero derecho apenas se está soltando y desde ya es objeto de conjeturas sobre su futuro cuando le toque la agencia libre tras 2018. ¿Podrá Washignton retenerlo? ¿Podrá su representante Scott Boras convertirle en el primer pelotero con un contrato de 400 millones de dólares?

«Eso se definirá cuando llegue el momento», dice Harper. «Solo me preocupo por este año y los siguientes dos».

—UN NUEVO BULLPEN

El volátil Papelbon y Harper limaron diferencias, lo que es una buena noticia. Storen fue el damnificado al perder el puesto de cerrador cuando Papelbon llegó a Washington en un canje con Filadelfia a fines de julio.

Sus relevistas acumularon 23 salvados desperdiciados en 64 oportunidades. Esos descalabros alcanzaron un punto de ebullición a inicios de septiembre, al ser barridos en una serie en casa ante los Mets, incluyendo un partido en el que estuvieron al frente 7-1. El colmo se dio cuando Storen se fracturó el dedo pulgar derecho al pegarle con rabia a su casillero tras haber permitido un jonrón de dos carreras a Yoenis Céspedes.

También sumaron al mexicano Oliver Pérez, un especialista zurdo, y el venezolano Yusmeiro Petit, relevo largo, así como a Trevor Gott y Shawn Kelley.

CONCLUSIÓN:

No hay que subestimar a los Nacionales tras su fiasco el año pasado. Lo esencial es que Rendón, Werth y Zimmerman se cuiden de ausencias extensas y no dejen solo a Harper en la trinchera (apenas 17 de sus jonrones fueron con compañeros en circulación).