Debido a un tirón persistente en el antebrazo derecho, Yasmani Grandal no bateará ni hará tiros por lo menos hasta el lunes. Por lo mismo, el manager de los Dodgers, Dave Roberts, no sabe si el receptor cubano estará listo para el Día Inaugural.
«Estamos contra el reloj», dijo Roberts luego de que un análisis de resonancia magnética no revelara daño estructural alguno en el brazo de Grandal. «Antes que nada, tiene que estar sano. Prefiero que [la lesión] merme y que él se tome dos o tres o cuatro días».
Grandal, cuya breve carrera como ligamayorista ha sido interrumpida por diversas lesiones, cree que la molestia se debe a las prácticas de bateo adicionales que realizó luego de estar inactivo durante gran parte del invierno por una cirugía del hombro izquierdo.
Grandal lleva promedio de .375 en lo que va de la pretemporada, pero ha disputado apenas ocho juegos en la Liga del Cactus.
Grandal comenzó a destacar en el béisbol colegial y aunque se inició como segunda base y torpedero, ya en Miami los consejos de su padrastro Eliecer fueron decisivos para que cambiase a la posición de receptor, donde hoy es uno de los mejores y con mayor proyección.
Tengo que reconocer que el cambio iba a ser clave en mi formación como pelotero de cara a como me he ido formando como jugador, pero sobre todo nunca deje los estudios, valoró Grandal.
Cierto, que los Medias Rojas de Boston me ofrecieron firmar con ellos cuando estaba en la secundaria, pero mi madre no me dejó, agregó.
Grandal recuerda con agradecimiento como su madre dio un no rotundo a esa oferta de más de medio millón de dólares y le dijo que a los 18 años lo más importante era que estudiase una carrera, objetivo que cumplió cuando los Huracanes de la Universidad de Miami, Florida, le ofrecieron jugar con ellos.
Llegó a las Grandes Ligas de forma meteórica y todavía más brillante, ya que lo hizo como uno de los prospectos con mayor proyección y los Rojos de Cincinnati confiaron en él al elegirlo duodécimo en la primera ronda del sorteo universitario.