Elegido para conducir a la FIFA a una nueva era, el flamante presidente Gianni Infantino pasó el lunes su primer día en la oficina con botines de fútbol de verde fluorescente.
Infantino cumplió una promesa de su campaña con un partido de fútbol junto a la sede central de la FIFA para el personal y varios astros de su generación.
Otra promesa que se propone concretar en el término de 90 días es el lanzamiento del proceso de postulación para la Copa Mundial 2026, que probablemente incluirá Estados Unidos, Canadá y México.
«Es muy urgente», dijo Infantino sobre el proceso que se estancó cuando las investigaciones federales estadounidenses y suizas por corrupción conmovieron el mundillo del fútbol. «Decididamente debemos lanzar el proceso en el próximo par de meses, probablemente antes del congreso en mayo».
Pero primero hubo fútbol con astros como Fabio Cannavaro y Luis Figo, ambos ganadores del premio al mejor jugador del año.
Justo antes del puntapié inicial, Infantino fue saludado por el jeque Salman de Bahrein, el favorito antes de la elección que fue derrotado el viernes.
Después de dos tiempos de 25 minutos bajo una llovizna helada y niebla, Infantino comentó: «Gran día. El trabajo duro comienza ahora, y estamos preparados para eso».
Su jornada comenzó junto con su antiguo personal en la UEFA, donde fue un poderoso secretario general desde 2009. Por la tarde se proponía hablar a cientos de miembros del personal de la FIFA, muchos al parecer desmoralizados por la era de Joseph Blatter salpicada de escándalos.
El viernes, el secretario general interino de la FIFA, Markus Kattner, habló a los delegados electorales sobre «la incertidumbre general que afecta la moral del equipo FIFA».
Infantino hereda una organización que votó el viernes para retirar muchas prerrogativas de decisión al presidente y el desacreditado comité ejecutivo. Otros compartirán el control de las decisiones comerciales para asegurar el ingreso de 5.000 millones de dólares que genera cada Copa Mundial.
En lo que parece haber sido su promesa decisiva a los votantes, Infantino afirmó que el 25% de los ingresos de la FIFA debían ser distribuidos entre los organismos del fútbol. «Es vuestro dinero», afirmó.
La reestructuración de la FIFA deberá ser adoptada por las federaciones nacionales para el 2018.
«El líder sienta el tono», enfatizó Infantino. «Al igual que convencí al congreso que votara por mí, cuento en convencer a todos quienes tenga que convencer para hacer lo correcto e implementar las reformas».
Para reflejar el cambio de estructura, el presidente cobrará menos que el director general que, según Infantino, no debería ser europeo. Asimismo cobrará menos que lo que cobraba Blatter, cuyo salario y bonos que se mantuvieron secretos durante 18 años serán revelados en el informe financiero del 2015 a mediados de marzo.