Los huéspedes en los hoteles lujosos de Zurich habrán advertido dos presencias inusuales esta semana: las de jóvenes recepcionistas de FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, y las de grupos de hombres que miran furtivamente en derredor en busca de señales de un posible allanamiento policial.
A medida que delegados de 209 naciones convergen en la ciudad suiza a elegir nuevo presidente y abordar una reforma apremiante, la presencia de tres ex altos funcionarios de FIFA en las cárceles de la ciudad les recuerda la gravedad de su situación desde que los fiscales estadounidenses empezaron a interesarse por las denuncias de corrupción que aquejan a la FIFA desde hace años.
El ex presidente de la federación venezolana Rafael Esquivel; el ex empleado de FIFA Julio Rocha, de Nicaragua, y el británico Costas Takkas, ex asesor del presidente de la CONCACAF, están en la cárcel aguardando las decisiones sobre su extradición a Estados Unidos.
Por pedido de la justicia estadounidense, la policía suiza allanó hoteles de lujo en Zurich durante las dos reuniones previas de la FIFA el año pasado y arrestó a nueve personas.
La corte más alta suiza debe emitir su fallo sobre Esquivel próximamente, y a menos que desestime una sentencia de tribunal inferior, el directivo venezolano se sumará a otros cinco latinoamericanos ya extraditados a Estados Unidos. En tanto, el uruguayo Eugenio Figueredo fue enviado a su país para ser juzgado.
Las autoridades estadounidenses acusan a Esquivel de cobrar millones de dólares en sobornos en relación con la venta de derechos de mercadeo de los torneos Copa América de 2007, 2015, 2016, 2019 y 2023.
Rocha es buscado en Estados Unidos bajo cargos de extorsión y Takkas está acusado de cobrar sobornos a cambio de contratos de mercadeo. Los dos han apelado a la Corte Criminal Federal, en su anteúltima oportunidad para evitar la justicia estadounidense.