Finalista del Abierto de Australia por quinta ocasión, Andy Murray tendrá una angustiante espera para saber si puede frenar su mala racha en el primer Grand Slam de la temporada.
El segundo del ranking mundial derrotó 4-6, 7-5, 6-7 (4), 6-4, 6-2 sobre Milos Raonic en un emocionante duelo de ida y vuelta que terminó justo antes de la medianoche del viernes en Australia.
Murray perdió las cuatro finales previas que disputó en Melbourne Park, y buscará la corona el domingo contra el cinco veces campeón Novak Djokovic. El serbio, en cambio, jamás ha perdido una final en la Arena Rod Laver.
«Disputar cinco finales es un gran logro, tengo que estar orgulloso de ese logro», comentó Murray. «No importa lo que haya sucedido en el pasado, lo importante es lo que pase el domingo».
Tres de las victorias de Djokovic en finales en Australia fueron contra Murray, con quien tiene una amistad y rivalidad deportiva que se remonta a sus días como juveniles.
«Le encanta jugar en esta cancha, hemos jugado muchas veces aquí», dijo el escocés. «Ojalá esta vez el resultado sea distinto».
Murray tiene mucho en qué pensar esta vez. Su esposa Kim está en Gran Bretaña y tiene previsto dar a luz a su primer hijo el próximo mes. El padre de Kim, Nigel Sears, estaba en Melbourne como entrenador de Ana Ivanovic y tuvo que ser llevado a un hospital durante una jornada del Abierto, justo cuando Murray jugaba en una cancha aledaña.
Sears pasó una noche hospitalizado y recibió la visita de Murray, pero luego lo dieron de alta y regresó a su casa. Murray dijo antes de llegar a Australia que se iría de inmediato si su esposa estaba a punto de dar a luz. Y cuando su suegro fue hospitalizado, pensó que tendría que irse antes de lo previsto.
Luego ganó sus dos partidos siguientes en tres sets para sacudirse un poco los nervios.
El partido fue más complicado contra Raonic, quien jugó apenas su segunda semifinal de un Grand Slam, y buscaba convertirse en el primer canadiense finalista de un major.
En un comienzo inusual, los siete primeros puntos del partido fueron quiebres. Raonic se vio afectado por un problema de aductor de la pierna derecha al final del tercer set. El canadiense necesitó de un receso médico, y en el cuarto set recibió un masaje.
«No podía apoyarme, no podía empujar para sacar, y no podía cambiar de dirección», señaló Raonic. «Probablemente nunca me había sentido tan desconsolado en una cancha».
Después que Murray le quebró el saque en el quinto, Raonic caminó a su silla y destrozó su raqueta contra el piso.
«Supongo que fue finalmente liberé toda la frustración», relató.
Murray ganó 20 de los 25 puntos siguientes y se puso en ventaja de 4-0, para finalmente ganar en cuatro horas y clasificarse a su novena final de un Grand Slam.
Raonic cometió 78 errores no forzados, 50 más que Murray, pero también logró 72 winners, casi el doble que el escocés.
Murray dijo que notó que Raonic estaba perdiendo ímpetu, pero tuvo que concentrarse en su propio desempeño. Ahora tendrá que hacerlo incluso mejor contra Djokovic, el primero del ranking mundial que ganó tres títulos de Grand Slam el año pasado y acribilló a Roger Federer en las semifinales.
«Tengo que ejecutar mi plan a la perfección, no perder la concentración y jugar lo mejor posible», comentó Murray, quien ha ganado apenas nueve veces en 30 enfrentamientos con Djokovic.