Cuando los Warriors tenían problemas para encestar de larga distancia, apostaron a una eficaz defensiva. La estrategia diferente acarreó el mismo resultado. Una victoria sobre Cleveland, ahora como «regalo» de Navidad.
Draymond Green totalizó 22 puntos y 15 rebotes el viernes, en la reedición de la última final de la NBA, para que Golden State se impusiera de nueva cuenta a los Cavaliers, en esta ocasión por 89-83.
«Es bueno tener uno de estos triunfos con cierta frecuencia», destacó el base estelar de los Warriors, Stephen Curry. «Si nuestra defensa aparece, tomamos muy buena forma para ganar los partidos. Simplemente mostramos nuestra versatilidad y tratamos de ganar en formas distintas».
Curry añadió 19 unidades y Klay Thompson sumó 18 por los Warriors, que mejoraron a una foja de 28-1 en esta campaña e hilvanaron su 32da victoria como locales en campaña regular.
En vez de conseguir la victoria con triples, Golden State, el campeón vigente, doblegó a los Cavs al limitarlos a un 32% de disparos encestados.
Los Warriors anotaron menos de 100 puntos en casa, algo que no les ocurría en la temporada regular desde hace más de un año. No obstante, eso mismo les pasó cinco veces en los playoffs.
«Es bueno practicar y adquirir experiencia en ese tipo de partido, ya sea con un bajo número de puntos anotados, frenando a los rivales, convirtiendo los tiros libres y ejecutando bien las jugadas a la mitad de la cancha», consideró el entrenador interino de los Warriors, Luke Walton. «Es una gran experiencia para nosotros».
LeBron James sumó 25 unidades para encabezar a los Cavs, que vieron cortada una racha de seis victorias consecutivas.
«Nos dimos una oportunidad. Si jugamos así a la defensiva, va a ser muy difícil vencernos», rescató James. «Al ataque, simplemente no estuvimos en nuestra noche. Nadie lo estuvo».