Chelsea está metido en su peor crisis en años. Las fuertes palabras de José Mourinho contra su plantel luego del revés del lunes ante Leicester podrían haber avivado las llamas.
José Mourinho parece haber perdido el control de un equipo que, apenas la temporada pasada, conquistó el campeonato de la liga Premier casi en un paseo.
El revés del lunes 2-1 ante Leicester, el inesperado líder de la Premier, dejó al equipo de José Mourinho a un punto de la zona de descenso después de 16 fechas, algo impensado para uno de los planteles más caros del planeta. Durante todo el encuentro hubo señales preocupantes de que la situación tocó fondo.
Diego Costa, quien se cansó de remecer las redes la campaña pasada, parece peleado con el gol, y el lunes criticó en pleno partido a los zagueros de su equipo al hacerles una señal de que estaban dormidos.
Eden Hazard hizo un gesto despectivo hacia Mourinho cuando salió de la cancha al sufrir una aparentemente inofensiva lesión de cadera. John Terrey fue reemplazado al inicio del segundo tiempo luego de otra actuación que pareció confirmar que, a los 35 años, ya pasaron sus mejores días.
Y Cesc Fábregas, el mejor distribuidor de juego de los Blues, regaló un balón a Leicester en una de las primeras ocasiones en las que tocó la pelota.
Después del partido, un perplejo Mourinho criticó a sus jugadores, a los que acusó de traicionar y desperdiciar su trabajo.
«Creo que no le encuentra la solución a esto», dijo el ex jugador de Chelsea, Frank Lampard, quien trabajó como comentarista de televisión para el partido del lunes. «Algo tiene que cambiar».
Roman Abramovich, el magnate ruso dueño del club, ha demostrado una paciencia que no se le conocía al no despedir a Mourinho, cuyo equipo tiene nueve derrotas en 16 partidos. Esa es la misma cantidad que el portugués sumó en sus dos primeras temporadas completas tras regresar al club.
Quizás la única salvación para Mourinho haya sido la clasificación a los octavos de final de la Liga de Campeones.
«No le temo a un reto grande», afirmó Mourinho. «Espero que el señor Abramovich y la junta quieran que me quede, porque yo me quiero quedar».