Benítez no es Ancelotti y vino para no serlo. Fue fichado precisamente porque era la antítesis del italiano en el trato con los jugadores. Fue el comienzo de los cambios que el madrileño impuso en el plantel. Las posiciones de Bale y Cristiano fueron la otra novedad en el césped. Las lesiones rematan las claves de una crisis:
Benítez no hace la pelota a las estrellas
La plantilla se aburguesó con «Carletto», un entrenador acomodaticio con los líderes del grupo. Los futbolistas no entrenaban al máximo, decían en la cúpula del Real Madrid. Benítez llegó para apretar una tuerca física más al equipo. Y eso duele en los músculos. Y ha supuesto un mayor desgaste para los jugadores. El técnico no hace distinciones con nadie.
Exige a todos un trabajo oscuro
El entrenador exige un trabajo destructivo a las figuras y esa labor les cuesta. Es más cómodo atacar y ya está. Cuando los rivales son duros o los partidos se complican, todos deben hacer un sacrificio físico con una disciplina táctica que Benzema, Bale y Cristiano no aplican habitualmente. Eso rompe al equipo ante enemigos de la potencia del Barcelona.
Las lesiones, principal causa de la crisis
Benítez no ha podido contar durante dos meses con James y Benzema. Además, no han jugado a lo largo de un mes ni Pepe, ni Danilo, ni Carvajal. A ellos se suman las tres semanas de ausencia de Bale, la lesión en el hombro de Ramos, la recaída de Marcelo en su contractura muscular y la baja de Keylor en dos partidos. Las ausencias han significado que Casemiro, Lucas Vázquez, Nacho y Jesé fueran titulares y salvaran al Real Madrid en varios encuentros. Pero los blancos han acusado esos contratiempos frente a dos equipos potentes, el Sevilla y el Barcelona, conjugadores rotos (Ramos en el Sánchez Pizjuán) y recién recuperados, faltos de ritmo (Bale y James). Dos derrotas consecutivas en Liga tras ser líder durante diez jornadas.
Desencuentros dialécticos
James ha hablado demasiado. Tras marcar un gol en Sevilla (3-2), donde jugó media hora, el colombiano reivindicó su titularidad. Lo cierto es que el «diez» solo ha jugado 206 minutos esta temporada con el Real Madrid, en los que conseguido tres tantos y ha dado una asistencia. Ha sumado más minutos con Colombia. Allí, en su país, volvió a repetir que está perfecto para jugar. Era la respuesta a su suplencia inicial en el Sánchez Pizjuán.
Llegó a Madrid el jueves pasado, a dos días del clásico. Retrasó su último periplo de selecciones por un acto publicitario en Bogotá. Tenía permiso, pero no es lo normal ante un duelo de esta índole. También es verdad que su representante ha pedido un aumento de sueldo. No ha jugado en el Madrid para merecer ganar más dinero. Frente al Barcelona, cansado por su ajetreo de selecciones y publicidad, fue cambiado a los 55 minutos. Ha tenido varios desencuentros dialécticos con el entrenador y en el club piensan que debe hablar menos, no dejarse influenciar por apoderados que piden más plata y dedicarse por fin a rendir en el Real Madrid.
Ramos también ha tenido desencuentros verbales con Benítez. El entrenador expuso públicamente que en el derbi del Calderón (1-1) cometió un penalti de juveniles. El central pidió que las críticas se hagan en el vestuario, no en la prensa, y subrayó que no se valora que juega lesionado en el hombro, infiltrado. Ahora va a dejar de competir para tratarse esa clavícula.
Lo mejor de Sergio es que habla claro y no tiene problema en discutir con el entrenador de turno sin mayor problema. Lo hizo con Mourinho. Yambos se respetan.
Las posiciones de Cristiano y Bale
Cristiano también discute con Benítez su posición en el campo. quiere volver a jugar por la izquierda, entrando desde atrás. Las lesiones de Benzema y Bale le obligaron a ser delantero centro o segundo punta. Frente al Barcelona volvió a la izquierda.
Bale pidió jugar de media punta central y así lo hace. Su rendimiento es irregular. Esos dos cambios de puesto no han surtido efecto positivo en el Madrid. Es otra de las claves del problema. Ronaldo solo ha marcado en seis de los dieciséis encuentros que ha disputado. Suma trece tantos en seis partidos y se ha quedado a cero en diez. Es otro argumento de este descenso de rendimiento del equipo.
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