Arrieta y los Cachorros silenciaron a los Piratas

Se suponía que estos Cachorros de Chicago son un equipo muy juvenil para estar en estas instancias. Quizás sean demasiados talentosos para dejarse intimidar.
Jake Arrieta diseminó apenas cuatro hits en nueve innings, y los Cachorros de Chicago dieron rienda suelta a su contundencia al vencer el miércoles 4-0 a los Piratas de Pittsburgh en el juego de comodines de la Liga Nacional.

En otra demostración dominante, Arrieta recetó 11 ponches sin conceder boletos. También se sacudió tras recibir un pelotazo del relevista de Pittsburgh Tony Watson.

«Estoy exhausto. No me había sentido así en todo el año», dijo Arrieta, líder de las mayores con 22 victorias. «Este ambiente, la energía fue increíble. Pude canalizarla para que me ayudara».

Los Cachorros avanzan para enfrentar a los Cardenales en la serie divisional, a partir del viernes en San Luis.

Dexter Fowler disparó un jonrón y anotó tres veces por los Cachorros. Kyle Schwarber añadió un enorme jonrón contra el abridor de Pittsburgh Gerrit Cole, dándole a Chicago una temprana ventaja que permitió que Arrieta se encargara del resto.
«Cuando hablamos anoche, Jake me dijo, ‘ayúdame con unas carreras’, dijo Fowler. «Y yo le respondí, ‘está bien hermano, ya veremos que se puede hacer»’.

La mayor concurrencia en la historia del PNC Park ni inmutó a Arrieta. Tampoco a un equipo con varios novatos en su alineación, como Schwarber. Los dirigidos por Joe Maddon lucieron con aplomo y rebosantes de confianza al poner fin a una racha de nueve derrotas de los Cachorros en la postemporada, una que se remontaba a la serie de campeonato de la Liga Nacional de 2003.

«Como juegan, no creerías que son chicos de 21, 23 años», resaltó Arrieta. «Han elevado su nivel a una categoría que está por encima a sus edades, y es una de las razones principales de la que estamos aquí».

Pittsburgh se despide a las primeras de cambio tras haber conseguido la segunda mayor cantidad de victorias este año, 98.

La pasada temporada, los Piratas también fueron blanqueados con pelota de cuatro hits en casa en el juego de wildcards, sucumbiendo ante Madison Bumgarner y los Gigantes de San Francisco.

«Dos años seguidos que nos toca un toro bravo», comentó el manager de los Piratas Clint Hurdle.

Arrieta, el barbudo derecho de 29 años que lideró las mayores con 22 victorias, sigue sin conocer la derrota desde el 25 de julio. Y estiró su superlativa segunda mitad —en la que registró efectividad de 0.75, a la primera ronda de la postemporada.
También se pudo reír de una absurda secuencia en el séptimo cuando una recta de Watson le dio en el costado izquierdo. Las bancas y bullpens se vaciaron, con Watson recibiendo una advertencia que propició fuertes intercambios de palabras por la raya de la primera base.

Sean Rodríguez, un polifuncional jugador de los Piratas que había sido sacado del partido, fue expulsado y luego le entró a golpes a una heladera en la cueva, como si fuera un boxeador, hasta que quedó regada en el piso.

Luego del pelotazo, Arrieta se robó con pasmosa facilidad la intermedia. Lo hizo en el primer intento de robo en su carrera.

Pittsburgh, en cambio, no pudo hacer contacto serio contra Arrieta. Hurdle se vio impotente para que su equipo pudiera hacerle daño a un lanzador que de la nada pasó de ser un talento sin pulir a un monstruo infranqueable en la lomita.
«Bueno, el deporte no es fácil», dijo Hurdle. «La vida no es justa. Hay que salir a jugar. Te ganan y toca seguir adelante».

Hurdle se la jugó dejando en la banca al toletero y primera base Pedro Álvarez — cuyos 23 jonrones fueron la mayor cantidad del equipo, pero que también cometió 23 errores— por la defensa de Rodríguez.

Maddon, en cambio, transitó por la vía contrario. Puso al tercera base Kris Bryant en el bosque izquierdo, Schwarber en el derecho y Tommy La Stella en tercera base, posiciones que ninguno había defendido con regularidad durante la temporada regular. Maddon quería tener la mayor capacidad ofensiva posible.

Y la apuesta le funcionó.

Chicago se fue al frente 1-0 con los dos primeros bateadores del juego, luego que Fowler abrió con un sencillo, se robó segundo y anotó con el sencillo de Schwarber al izquierdo.

Esos dos se combinaron otra vez en el tercero. Fowler bateó un sencillo con un out y Schwarber desapareció un slider de 88 millas por hora de Cole. Fue un descomunal jonrón de dos carreras, uno que pareció volar una eternidad en el cielo.
El batazo de Schwarber silenció a la afición de los Piratas en un juego que enfrentó a los equipos con dos de los tres mejores récords de las mayores, sólo por detrás de los Cardenales.

Con su impecable control, Arrieta dominó a placer para prolongar una de los despliegues de brillantez por parte de un pitcher en la historia reciente. Veinte de sus primeros 25 pitcheos fueron para strikes.

Arrieta llegó a retirar a 10 bateadores en fila durante un lapso, sabiendo sortear sus únicos aprietos en el sexto y séptimo.

Mediante un sencillo, un pelotazo y un error, Pittsburgh congestionó las bases con un out. Pero el rodado fuerte de Starling Marte fue directo a Addison Russell en el campocorto. El tiro a la segunda y luego a la inicial completó el doble play que sofocó la amenaza.

El equipo con el mejor récord de visitantes esta campaña no pareció sentir todo el peso de los 106 años que han transcurrido desde la última vez que los Cachorros ganaron la Serie Mundial.

Otro doble play en el séptimo puso en marcha los preparativos de fiesta en el camerino visitante.

PITTSBURGH (AP)