Se dieron a conocer juntos, siete años atrás. Cada uno a su manera, el Nido de Pájaro y Usain Bolt la dieron una nueva dimensión a los juegos olímpicos.
Un estadio puede ser una estrella. El Nido, con capacidad para 91.000 personas sentadas y que costó 450 millones de dólares, fue la gran atracción de los Juegos de Beijing con sus barras de acero entrecruzadas y todavía hoy se recuerda la espectacular ceremonia inaugural con fuegos artificiales, un gimnasta que caminó hacia el cielo y la presencia de 15.000 personas actuando o apoyando.
Y luego llegó Bolt
El jamaiquino corrió tres pruebas. Las ganó las tres, con récords mundiales.
Bolt regresará al Nido el sábado de la semana que viene en el arranque del campeonato mundial, que pondrá de nuevo en el candelero al portentoso estadio, que ha visto poca acción desde el 2008.
Se espera que el mundial, el Nido y Bolt ayuden a recuperar un poco la imagen del deporte, que ha sido sacudido por nuevas denuncias de posibles dopajes.
Bolt ha mejorado sus tres marcas, dejándolas en 9.58 segundos para los 100 metros, 19.19 para los 200 y 36.84 para el relevo de 4×100. Ha ganado otras tres medallas olímpicas de oro y soportado lesiones, desafíos e incluso un par de accidentes automovilísticos.
Sigue siendo el favorito para los Juegos Olímpicos del año que viene en Río de Janeiro. Pero para entonces tendrá 30 años. Las cosas ya no son tan fáciles como antes.
Menos fiestas y más vegetales
«He tenido que cuidarme mucho, estar muy consciente de todo lo que sucede a mi alrededor», dijo Bolt, quien en los juegos del 2008 almorzaba Chicken McNuggets. Y también los comía en la cena.
Su retorno al Nido será su competencia más importante de preparación para los juegos de Río.
Y podría depararle alguna amargura, ya que no llega en su mejor forma, producto de lesiones.
Su mejor tiempo de esta temporada fue 9.87, logrado el 24 de julio en Londres, en el otro estadio olímpico que conquistó.
A punto o no, sin duda será la figura central, que acaparará toda la atención en Beijing, donde correrá las tres pruebas de siempre.
Se espera que su carisma ayude a desviar la atención de las denuncias de dopaje.
«Es algo que me molesta mucho», expresó el caribeño. «Se empieza a señalar a la gente, se empieza a especular… Eso no le ayuda en nada al deporte y a veces me molesta, me irrita».
En el mundial previo a los juegos de Londres, en Corea del Sur, Bolt fue descalificado por una partida en falso en los 100 y despejó el camino para que su compatriota Yohan Blake se llevase el oro.
Blake le ganó a Bolt en las pruebas clasificatorias para las olimpiadas, pero Bolt se impuso en Londres cómodamente en todas sus carreras.
Esta vez el estadounidense Justin Gatlin es quien asoma como el principal rival de Bolt, en parte porque ha estado compitiendo constantemente, mientras que el jamaiquino lo ha hecho poco y se ha enfocado más que nada en entrenarse.
Gatlin tiene los cuatro mejores tiempos del año en los 100, incluido uno de 9.74 logrado en mayo.
«No me considero el favorito», dijo el norteamericano. «Soy solo una de las piezas que puede ayudar a que salga una carrera emocionante».
«Sé lo que ha estado haciendo este año», acotó Bolt respecto a su rival. «Pero no me preocupa. En el campeonato, el que me conoce sabe que voy a estar allí».
AP