Como su nombre no paraba de sonar entre los rumores sobre canjes que se acentúa en julio, Luis Severino tenía motivos para sentirse cierta inquietud sobre el momento de su debut con los Yanquis de Nueva York.
El dominicano de 21 años se veía lanzando su recta que alcanza las 98 millas por hora en el Yankee Stadium esta misma temporada, no en los parques de pelota de ligas menores en Trenton o Scranton Wilkes-Barre.
«Era la oportunidad que había estado esperando que los Yanquis me dieran. Les doy las gracias porque ese ha sido mi equipo, siempre», dijo Severino tras su debut el miércoles en el que permitió dos hits y dos carreras en cinco prometedores innings de una derrota 2-1 contra los Medias Rojas de Boston.
David Ortiz, luego de batearle un enorme jonrón que viajó 435 pies, quedó impresionado: «Creo que va a tener un futuro brillante… tiene un repertorio muy explosivo».
La realidad es que el pitcher más joven en debutar en las mayores esta temporada y el primer lanzador en la historia de la Liga Americana que permitió no más de dos hits con siete ponches y sin bases por bolas en su estreno nunca debió dudar si abriría este año en el Bronx con el uniforme rayado.
No es fábula, los Yanquis están realmente comprometidos en permitir que sus prospectos tengan la oportunidad de establecerse con el equipo grande y no ser simple carnaza para adquirir jugadores de experiencia y abultados contratos. Fue la fórmula que permitió que Derek Jeter, Mariano Rivera, Jorge Posada, Andy Pettitte y Bernie Williams se proyectasen rumbo a una cosecha de cuatro campeonatos entre 1996 y 2000.
¿David Price, Cole Hamels y Johnny Cueto? Todos esos abridores de fuste estaban a disposición, pero el gerente de los Yanquis Brian Cashman se mantuvo firme en el compromiso con Severino, el jardinero Aaron Judge, el primera base Greg Bird y el torpedero Jorge Mateo.
Cueto acabó en los Reales de Kansas City, el equipo con el mejor récord de la Americana y que busca su primer campeonato de la Serie Mundial desde 1985.
Los Azulejos de Toronto, dueños de la ofensiva más productiva de las mayores y que tratan de desplazar a los Yanquis de la cima de la división Este, añadieron más potencia a su orden al bate con el torpedero Troy Tulowitzki y sumaron a Price como el as que necesitaba su rotación.
Ni siquiera la baja por lesión de Michael Pineda, uno de sus dos mejores abridores, incitó a Cashman a apurar una transacción en el cierre del mercado de cambios sin restricciones.
Cashman redobló la apuesta: «Vamos a seguir subiendo prospectos y arriesgaremos con algunos de los jóvenes lanzándoles al Atlántico, diciéndoles, ‘¡Llegó la hora de nadar!».
Y el manager Joe Girardi presumió del grado de compromiso con la idea de renovar el roster, al resaltar que Severino era el 14to jugador en debutar esta temporada con los Yanquis.
La edad promedio del plantel es de 29,5 años, la quinta más vieja entre los 30 clubes. «Ya somos un equipo más joven, y vamos a tratar de serlo más a medida que estos muchachos sigan madurando», dijo Girardi. «Ya vieron que Severino tiene el temple».
Por ahora, los Yanquis han desafiado los pronósticos al situarse al frente de su división amaneciendo el viernes con una diferencia de 4,5 juegos sobre los Azulejos gracias al resurgimiento de los bates de Alex Rodríguez, Brian McCann y Mark Teixeira. También está un bullpen impenetrable, que liderado por Dellín Betances y Andrew Miller, sólo ha cedido la ventaja en dos de 54 ocasiones al tomar la delantera en el séptimo inning y está 58-0 luego del octavo.
Pero su rotación de abridores no deja de aplacar las dudas. Pineda se perderá todo agosto por una dolencia en el antebrazo derecho. Los codos de Masahiro Tanaka e Iván Nova están bajo constante observación. Nathan Eovaldi y CC Sabathia tienen elevados promedios de efectividad, 4.30 y 5.34, respectivamente.
Nueva York afronta una docena de partidos contra Toronto en los próximos dos meses, y la presencia de Severino podría resultar fundamental en el curso final de la campaña.
«Claro que puedo», respondió Severino a The Associated Press sobre si se considera capacitado para consolidarse en la recta final de la temporada en la que los Yanquis buscan volver a la postemporada luego de una sequía de dos años. «La siguiente apertura, será mi primer ganado, Dios mediante».
NUEVA YORK (AP)