Hace un año, Gregory Polanco se perfilaba como una figura de las mayores. En junio pasado, cuando el jardinero de los Piratas de Pittsburgh fue convocado desde las sucursales, su llegada se consideró una suerte de coronación.
En un equipo desesperado por obtener poder al bate, el joven dominicano con gran facilidad para conectar la pelota parecía la chispa que necesitaban los Piratas.
Tras destacar en el comienzo, Polanco se estancó y luego vino a menos. El mismo pelotero que bateó para .288 en su primer mes dentro de las Grandes Ligas en junio pasado está en medio de un bache en el que ha conectado apenas de 57-7. Su promedio es de apenas .234 de cara al encuentro del martes en Detroit.
«Sabía que esto iba a ser difícil», indicó Polanco. «Sé que sólo tengo que seguir trabajando, esforzándome y aprendiendo».
Las lecciones se acumulan para el pelotero. Y aunque Pittsburgh lo envió brevemente a la sucursal de la Triple A en Indianápolis en agosto pasado, no hay planes para volverlo a hacer, al menos por ahora.
En momentos en que comienza su segundo año natural en las mayores, Polanco ha dado un paso adelante y otro atrás. Por cada atrapada espectacular ha habido una jugada en la que no mide bien la pelota, con lo que un out termina siendo hit. Por cada robo, ha habido casos en que parece un pelotero que no ha completado su proceso de maduración.
La confianza de Polanco parece intacta. Se le preguntó si se siente ahora más un pelotero de Grandes Ligas que durante su comienzo como novato.
«Siento que puedo jugar aquí», respondió.
También los Piratas lo creen, y siguen dando oportunidades para que el quisqueyano salga de su bache, aunque tienen otras opciones.
PITTSBURGH (AP)